La Gaceta de la Iberosfera, 2 de julio de 2021:
https://gaceta.es/opinion/patxi-aldecoa-20210702-1110/
Patxi
Aldecoa, por los indultos hacia la Europa federal
En los últimos años hemos asistido a
la quiebra de ese thelos europeísta
que, por una suerte de inercia, conducía indefectiblemente a las naciones del
Viejo Mundo hacia una unión que sucedió a la de mercado y ésta a la del carbón
y el acero en los tiempos de la Guerra Fría. A pesar de que los españoles son,
según las encuestas, los más fervorosos europeístas, acaso como consecuencia de
la mezcla de aldeanismo y autodesprecio que reina entre nuestros compatriotas,
hace un par de décadas, un riojano, Gustavo Bueno, cuestionó tan armónico determinismo
al definir a Europa como una biocenosis, es decir,
como un ámbito en el cual se lucha por la supervivencia. Tres décadas después
de que así se pronunciara el filósofo español, Reino Unido abandonó la UE para
poner a salvo sus finanzas y fortalecer otros frentes, entre ellos el
atlantista al que, por motivos históricamente diferentes, tan vinculada está
España. En el otro extremo continental no es una salida sino una amenaza de
expulsión, la que pende sobre Hungría, nación que, dando la vuelta al dicho
mexicano, está más cerca de Dios o, por mejor decir, del cristianismo, que algunos
de los preceptos de obligada observancia que se exigen para formar parte de un
club con sede en Bruselas deseoso de trocar el virginal círculo de estrellas
por el sostenible redondel multicolor.
A pesar de los evidentes obstáculos
que se interponen entre los deseos integradores y la realidad de una Europa con
naciones de muy diferente escala y diversos intereses, muchos son los agentes
que, bien por convicción bien por devoción, operan a favor del modelo federal
que si en un principio se basaba en unidades nacionales, ahora lo hace, en
retazos de las mismas, es decir, en regiones rebautizadas redundantemente como
eurorregiones.
Entre las filas de este ejército de
ideólogos, figura Francisco Aldecoa Luzárraga,
vulgo Patxi Aldecoa, Catedrático de
Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y firmante
de un email fechado el 11 de junio y dirigido a Jorge Buxadé -consulte el
lector su perfil de Twitter-,
en el cual informaba al eurodiputado de VOX de su reciente nombramiento como
miembro del Plenario de la Conferencia sobre el Futuro de Europa (CoFoE) como
representante, nada menos, que de la sociedad civil española. Diez días después
-seguimos la secuencia tuitera- Aldecoa fue entrevistado por un reportero de Estado
de Alarma que, sin conocer su calidad y condición, le preguntó si «¿Es
concordia sacar a delincuentes de la cárcel?», a lo que el interpelado
respondió: «Yo creo que sí. Creo que va a facilitar el entendimiento entre los
españoles y va hacer que la unidad de España se fortalezca». Espantado ante la
respuesta, el entrevistador insistió: «Ellos van contra la Constitución. Es
negativo para la democracia ir contra la Constitución, ¿no?», obteniendo esta
respuesta: «Sí, pero la Constitución tiene los resortes para resolver y
absorber a los que están fuera», completada con una mención a las nefastas condiciones
que tendría una sentencia desfavorable emitida en Estrasburgo.
La sorpresa del reportero hubiera
sido menor de haber conocido algunos de los aspectos biográficos de don
Francisco, miembro del Consejo Federal Español del
Movimiento Europeo, cargo que explica muchas de sus respuestas. En
efecto, el CFEME, cuya sede estuvo en un local del PNV en París, se articuló en
torno a colectivos catalanistas, vasquistas y gallegistas, y contó con Salvador
de Madariaga como primer presidente. Fueron estos grupos, que se hicieron
plenamente visibles en 1962 en compañía de facciones liberales en el llamado
Contubernio de Múnich, quienes comenzaron a cultivar, apoyados por los
servicios de inteligencia norteamericanos, la idea de las «comunidades
diferenciadas» españolas, antesala de las comunidades autónomas que aparecen en
la actual Constitución y que, según ciertos intérpretes, establecen las bases
de una España federal cuya piezas bien pudieran integrarse en una Europa de las
Regiones mucho más manejera para el gran capital que la configurada por
naciones políticas. Otros hitos previos a la cristalización de esa estructura,
largamente planificada, fueron las periódicas reuniones del CFEME, entre las
que se puede citar la que tuvo lugar en París el 23 de septiembre de 1967, a la
que asistieron: el fundador de la CEDA, José María Gil Robles, en
representación de Democracia Social Cristiana e Izquierda Social Cristiana; los
liberales José Maldonado y Fernando Valera; Rodolfo Llopis y Carlos Martínez
Parera por el PSOE; Enrique Gironella, José Sans y Juan Sauret, por el Consejo
Catalán; Manuel Irujo y Gonzalo Nardiz, por el Consejo Vasco; Javier Alvajar,
por el grupo gallego; el ex POUM Julián Gorkin y Pablo Martí Zaro por la Unión
Socialdemócrata de España que encabezaba Dionisio Ridruejo. Seis años más
tarde, la Asamblea General del CFEME se concentró en los locales de Force
Ouvrière de París. Asistieron, además de su presidente, Manuel de Irujo, y su
secretario general, Enrique Gironella: Carlos Martínez Parera, Enrique Múgica,
Pablo Castellanos, Julián Gorkin, Carmen García de Robledo, Arsenio Jimeno,
Ramón Hernández, Mikel Isasi, Ramón Sota, Félix Millet, Martí Barrera,
Canielles, Juan Sauret, Josep Sans, Fernando Álvarez Miranda, José María del
Valle, José María Armengol, Javier Alvajar y Macrino Suárez.
Por añadir más nombres a la nómina
federalista hispana, podemos citar los que comparecieron en Madrid durante la
conferencia España en Europa. A Fernando
Álvarez de Miranda, se unió la presencia del diplomático francés Georges
Berthoin, miembro en su día del grupo que elaboró el Plan Marshall e integrado
en la Trilateral a la que pertenecieron David Rockefeller y Edmond Rothschild.
Junto a ellos estuvieron, el valón Jean Rey, como presidente de honor, y los
españoles Miguel Martínez Cuadrado, Daniel Busturia, José Vidal Beneyto,
Enrique Múgica, Miguel Boyer, Marcelino Oreja y Jesús Aguirre, ya convertido en
duque consorte de Alba.
En la estela de esta tarea
federalista, para la cual es precisa la configuración de una serie de naciones
surgidas de la fragmentación de España, propósito para el cual se hace
imprescindible saturar de concordia indultatoria a los golpistas encarcelados,
se sitúa Francisco Aldecoa, que trabaja codo con codo con personalidades que
representan a las habituales cuotas regionales. Tales son los casos de Xavier
Ferrer Junqué, Presidente del Consejo Catalán del Movimiento Europeo, continuador
de la tarea de Joan Colom Marina Moreno y firme partidario del federalismo
plurinacional; o el de Domènec Miguel Ruiz Devesa, que desde hace años
predica su eurofederalismo.
Estos y otros nombres trabajan sin
desmayo por el federaldesquiciamiento de España, objetivo ya anhelado por el
PSOE surgido en los años 70 gracias al apoyo económico de fundaciones como
la Friedrich Ebert Stiftung,
colaboradora de la Fundación Alternativas a la que pertenece Aldecoa, pero
también de la Fundación Manuel Giménez Abad, con sede en el Parlamento de
Aragón donde, contradiciendo el consejo cervantino, se dedica a criar la sierpe
-federalista en este caso- en el seno.
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