La Gaceta de la Iberosfera, 8 de agosto de 2021:
https://gaceta.es/opinion/wikiconexiones-20210808-1104/
Wikiconexiones
Firmado por Carlos Enrique Bayo, el
pasado 6 de agosto, el diario Público
ofreció a sus lectores un artículo titulado «Grandes fortunas y altos
ejecutivos españoles financiaron el nacimiento de Vox a partir del grupo
ultracatólico Hazte Oír». En el texto se incorporaba una tabla en la que se
desvelaban los dineros dados por tan acaudalados personajes al partido de
Abascal. La suma de las aportaciones ascendía, sin embargo, a la magra cantidad
de 48.000 euros, corta cifra para tratarse de «grandes fortunas y altos
ejecutivos».
El artículo de Bayo se apoyaba en
las filtraciones realizadas por la plataforma de alertadores de Wikileaks. Un
total de17.000 documentos fechados entre 2001, año en que Ignacio Arsuaga fundó
Hazte Oír, antes de poner en marcha CitizenGo en 2013, y 2017, fecha en la que
se celebró el Word Family Congress (WFC) en Budapest, en la que intervino Orban,
a quien siguió Salvini en la edición de 2019. Por en medio, en 2012, el WTC se
organizó en España, momento en el cual se produjeron las aludidas donaciones,
entre las que destacan las de los llamados «grandes donantes», que aportaron la
siguiente calderilla: Esther Koplowitz (10.000 euros), Isidoro Álvarez (10.000
euros) o Juan Miguel Villar-Mir (5.000 euros). El artículo tantea la conexión
rusa de Hazte Oír y, por supuesto, la de Abascal con la llamada extrema derecha
europea, antes de desgranar el desencuentro entre el de Amurrio y Arsuaga,
cuyos vínculos con El Yunque se anuncian para la siguiente entrega.
Como es lógico, Virginia P. Alonso,
directora de Público, presidente de
la Plataforma en Defensa de Libertad de Información (PDLI) y miembro de la
junta ejecutiva del International Press Institute (IPI), instituciones que, tal
y como demostró Andréi Kononov, están financiadas por George Soros, se hizo eco
de la exclusiva de Bayo, facilitada por la macrofiltración de Wikileaks,
plataforma conectada con el mundo lazi a través de Julian Assange, fundador tanto
del portal de filtraciones como del partido paneuropeísta DiEM 25, que propugna
una Unión Europea convertida en una sola jurisdicción en la cual el
mantenimiento de Cataluña como parte de España sería irrelevante. Durante los
golpistas días de 2017, Assange llegó a publicar un tuit cada trece minutos a
favor de los facciosos, que hallaron tal atractivo en el australiano, que Oriol
Soler, hombre de Puigdemont, se reunió con él en la embajada de Ecuador en
Londres.
Si de oscuras conexiones se trata, las
de Wikileaks con Soros
también existen. De nuevo es Kononov quien nos las ofrece. La plataforma y su
fundador deben su existencia al Centre of Investigative Journalism (CIJ), dirigido
por Gavin MacFayden, que contó con la financiación, entre otros, del Open
Society Institute, pero también de la Fundación Ford, añeja tapadera de la
Central de Inteligencia Americana. Al entorno sorosiano pertenecen también
muchos de los letrados que han defendido a Assange, incluido el británico Ben
Emmerson, abogado del miembro de Al-Qaeda, Abu Qatada, pero también del fugado
Puigdemont ante Naciones Unidas. Para cerrar la lista de togados que orbitan
sobre este complejo entramado, hemos de mencionar a Baltasar Garzón, defensor
de Assange, cuya fundación -Fundación Internacional Baltasar Garzón (FIBGAR)-,
según se puede comprobar en la página de Open Society, recibió 25.000 dólares
en 2018.
Tan sólo ingenuos y sobornados pueden permanecer al margen de la evidencia de poderosas ingerencias externas en la política española. De hecho, la existencia de una sociedad política completamente blindada ante las estrategias de sus enemigos es una quimera. En paralelo a los intereses estatales, existen nexos ideológicos que ligan a grupos de diferentes naciones. Tarea del investigador es tratar de esclarecer la naturaleza y operatividad de las diferentes trabazones. Por lo que respecta a Vox, su ascenso a partir de 2017 no se debe a extrañas alianzas con grupos ultras, sino al hecho de haberse convertido en la única fuerza política que se opone sin complejos al ataque a la soberanía nacional operado en Cataluña, factor este, imperceptible para un medio como Público.
Lo relevante no es el importe del dinero que se da a vox, sino quienes se lo dan.
ResponderEliminarCoincido plenamente con anónimo
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