domingo, 14 de octubre de 2012

Entrevista a Alfonso Vázquez Salazar

Cuenca News, 14 de octubre de 2012
Entrevista a Alfonso Vázquez Salazar
“La generación del #YoSoy132 quizá no sea la generación de la revolución en México, pero sí puede serlo de la gran reforma que necesita nuestro país”


Alfonso Vázquez Salazar (México D.F., 1978) es Licenciado en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en cuyo Colegio de Filosofía se desempeña. También es editor de la sección cultural “Misil” de la Revista Consideraciones, y el pasado año participó en el libro colectivo: Cámara nocturna. Ensayos sobre Salvador Elizondo (CONACULTA, 2011). Hoy forma parte de la asamblea #YoSoy132 Académicos, integrada en la parte orgánica del movimiento #YoSoy132. Esta, al margen de los méritos señalados, es la razón por la que se ha prestado a responder, para Cuenca News, a una serie de preguntas relativas a tan célebre fenómeno político y social.

¿Podría describirnos la génesis y objetivos de #YoSoy132?

El movimiento #YoSoy132 surge a partir de las muestras espontáneas de solidaridad de los usuarios de las redes sociales con los estudiantes de la Universidad Iberoamericana en protesta contra Enrique Peña Nieto, candidato presidencial priísta, durante su visita a ese centro de estudios el 11 de Mayo de 2012.
Ese día fue conocido como el “viernes negro” de Peña Nieto, por marcar un punto de inflexión en la dinámica de la campaña electoral por la presidencia de México, debido a que por primera vez el candidato puntero se enfrentaba a una protesta de los estudiantes universitarios, que le reclamaban, entre otras cosas, la represión en San Salvador Atenco durante su gestión como gobernador del Estado de México y la corrupción de su partido.
Pronto las protestas se difundieron a través de Twitter, Facebook y YouTube, y como éstas iban en ascenso, el candidato del PRI tuvo que refugiarse en los baños de la Universidad Iberoamericana hasta poder salir del campus apoyado por sus escoltas.
Por la noche, el noticiero principal de Televisa, conducido por Joaquín López Dóriga, minimizó las protestas y mediante una manipulación de las imágenes sugirió que habían sido encabezadas por integrantes de grupos sociales y partidarios ajenos a la Universidad Iberoamericana. Lo mismo hizo Luis Videgaray, coordinador de la campaña de Peña Nieto, quien afirmó que los estudiantes habían sido manipulados por grupos ajenos a ese centro educativo, señalando que la visita de su candidato había sido un éxito.
A raíz de la manipulación informativa de Televisa y las declaraciones de los voceros del PRI, 131 estudiantes de la Universidad Iberoamericana que participaron en las protestas contra Peña Nieto realizaron un video en donde con credencial en mano manifestaban que ellos habían participado por convicción propia sin que nadie los hubiera obligado o manipulado.
El video se difundió por las redes sociales y en respuesta los usuarios de las mismas crearon el hashtag #YoSoy132 solidarizándose y apoyando a los 131 estudiantes de la Ibero que aparecían en el video. Después, otros actores de las redes sociales como ANONYMOUS convocaron a una gran marcha contra Peña Nieto del Zócalo al Ángel de la Independencia el sábado 19 de Mayo con la finalidad de que se evidenciara que el rechazo a Peña Nieto entre los usuarios de las redes sociales y los jóvenes era real; MORENA (Movimiento por la Regeneración Nacional), la organización que impulsó junto al PRD, PT y Movimiento Ciudadano, la candidatura presidencial del izquierdista Andrés Manuel López Obrador se deslindó de la marcha por considerarla ambigua e hizo una convocatoria para otra en apoyo a AMLO el domingo 20 de Mayo. Ambas manifestaciones fueron masivas, exitosas y pacíficas.
El miércoles 23 de Mayo, los alumnos de la Ibero convocaron a una manifestación contra la manipulación informativa y por la democratización de los medios de comunicación masiva en la Estela de Luz –monumento construido por Felipe Calderón para conmemorar el bicentenario de México,  que ha sido apropiado de manera simbólica como el monumento a la ignominia por los más de 70 000 muertos por la guerra contra el narcotráfico que van en el sexenio calderonista–, pero el evento se convirtió en una marcha de protesta contra Peña Nieto y Televisa que se sintetizó en las consignas: “¡Aquí se ve, aquí se ve, que Peña Nieto Presidente no va ser!” y “¡Si hay imposición, habrá revolución!”. Además, la movilización tuvo un carácter multitudinario, enérgico, festivo y sobre todo espontáneo.
El sábado 26 de Mayo se realizó la primera asamblea interuniversitaria en la UNAM para intentar darle una organización a la movilización convocada por las redes sociales y que se centraba en el rechazo a la imposición de un candidato en cualquiera de sus formas y por la democratización de los medios de comunicación. 

¿#YoSoy132 tiene conexiones con partidos políticos o pretende ser una alternativa?

Desde su arranque, #YoSoy132 se manifestó como un movimiento social, político y apartidista. El movimiento asume el horizonte de la organización y la acción política para impulsar transformaciones sociales, pero se desmarca de cualquier partido político mexicano.
Cabe mencionar que en México se vive una crisis de los partidos políticos, sobre todo los que se denominan de izquierda. Esto ha propiciado una crisis de la representatividad y de la legitimidad institucional que sólo es el reflejo de una más severa: la crisis orgánica del Estado mexicano, motivada por múltiples factores, aunque particularmente atizada por la implementación del neoliberalismo desde 1982.
Es sano que el movimiento #YoSoy132 se encuentre alejado de los partidos políticos, pues con ello se posibilita la organización de una fuerza política alternativa que podría replantear el debate ideológico que la izquierda mexicana ha abandonado en los últimos treinta años y construir un programa político centrado en la necesidad de reformular la democracia en México, esto es, de pensarla más allá del paradigma electoral, y de abatir la desigualdad social.
De lo que debe cuidarse el movimiento es de rechazar la figura misma del partido político, que sigue siendo el instrumento organizativo más eficaz para disputar el poder del Estado a través de un programa ideológico claro, coherente y puntual capaz de construir un proyecto hegemónico en la sociedad. El concepto de “apartidismo” sólo quiere decir independencia de los partidos políticos existentes en México, que han impedido el ejercicio efectivo de la democracia en nuestro país, pero no rechaza, o al menos no se ha planteado hasta el momento, la figura del partido político como un instrumento de la sociedad para organizarse y disputar el poder.

Con respecto a la llamada Primavera árabe ¿qué juicio le suscitan tales movimientos desarrollados en el mundo musulmán?

Son expresiones políticas de gran complejidad, pero que se han inscrito en una recuperación de la tradición islámica frente a procesos de modernización política tan necesarios en esos países. Parecería que lejos de ser revoluciones políticas, comprendidas en clave marxista como procesos históricos de transformación de las relaciones sociales, más bien son revueltas políticas o teocráticas que comportan elementos sumamente conservadores. A mi juicio, esas revueltas se emparentarían más con los procesos de implantación de regímenes islámicos en Oriente medio, como fue el caso de la revolución iraní de 1979, que con procesos revolucionarios de transformación social.
#YoSoy132, tiene una dinámica propia, inscrita en un reclamo político: aspirar a una democracia efectiva en un país en donde ni siquiera se cumplen las condiciones mínimas para su implementación meramente procedimental y en señalar que para que una democracia sea auténtica, y no un mero simulacro, tienen que existir medios de comunicación que transmitan de una manera veraz la información. 
Lo único que quizá tengan en común ambas movilizaciones son el uso de las redes sociales como instrumentos de comunicación alternativa y que ambas surgieron en la “estación violenta”, como dijera Paz, de la primavera; pero fuera de eso yo no vería más similitudes. 

¿Existen, por el momento, paralelismos entre #YoSoy132 y el movimiento español 15M? ¿Ve en ellos algún peligro o deriva?

Ahí creo que existen más paralelismos. Ambos movimientos le dan un peso sumamente importante a las asambleas. Esto no me parece negativo en un principio. Pienso que el movimiento #YoSoy132 ha tenido la virtud de reivindicar a las asambleas como espacios históricos de organización y deliberación política, sin olvidar que las asambleas son un medio para avanzar en la edificación de una estructura cada vez más eficaz que debe trazar una línea ideológica clara, articulada con un discurso político estratégico definido y muy acotado, acompañado a su vez de un programa con objetivos muy precisos.
El riesgo del #YoSoy132, es que no sea capaz de darle a las asambleas su justo papel como instrumentos de organización y deliberación, y que se pierda en el asambleísmo, es decir, en pensar que las asambleas son el fin del movimiento y no el medio para la construcción de una estructura organizativa más sólida. Una estructura con esas características, a su vez, permitiría que las acciones contra la imposición de Peña Nieto sean en verdad contundentes y efectivas.
Otro de los riesgos o peligros para el #YoSoy132 –en realidad no puedo opinar mucho sobre el 15M–, es la dispersión: que no sea capaz de leer adecuadamente la coyuntura política y que se extravíe en una ampliación de objetivos que en realidad no forman parte de su agenda.
Su lucha nació para rechazar la imposición de un candidato presidencial apoyado por las televisoras y demás poderes fácticos en una coyuntura muy específica: la electoral. Por ello, su discurso político tiene que ser coherente e inscribirse en el rechazo de esa imposición hasta las últimas consecuencias, con plena conciencia de la correlación de fuerzas y de las posibilidades reales para impulsarlas. Debe prevalecer la racionalidad y la viabilidad política en las acciones, y rechazar todo voluntarismo.
El peligro es que se aleje de ese objetivo –rechazar e impedir la imposición de Peña Nieto mediante la exigencia de anulación de las elecciones– que en este momento agrupa a buena parte de la sociedad mexicana, y comience a dispersar sus objetivos hacia demandas múltiples y en el afán de oponerse a todo termine por no combatir ni transformar nada.
Por eso, debe cuidarse de asumirse como un movimiento antisistémico, esa es una deriva que al parecer también presenta el 15M. Los movimientos antisistémicos se caracterizan más por su voluntarismo, que por la construcción de una organización política fuerte, incluso partidista; por su dispersión más que por la acotación estratégica de objetivos; por la retórica altermundista más que por la teoría explicativa de la realidad social. De todo ello debe prevenirse el #YoSoy132.

¿Qué futuro o final prevé para Yo soy 132?

El final es de pronóstico reservado. Como dije, el movimiento surge de una coyuntura política muy específica que es la electoral. Su importancia radicó en la eficacia que demostró para insertarse con arrojo, frescura e imaginación en dicha coyuntura. #YoSoy132 puede evolucionar hacia una gran estructura político-partidaria que genere nuevos cuadros dirigentes para México.
El detonante pueda ser un gran foro o congreso universitario como surgido en la ciudad de Córdova en 1918 cuando se peleaba por la autonomía de aquella Universidad, que siente las bases de una gran confederación universitaria que establezca lazos con otras centrales estudiantiles en América Latina y demás países, pero para ello debe establecer con claridad sus objetivos: una reforma política que transforme en profundidad la vida pública de México, es decir, plantear una reforma del Estado que vaya más allá de las reformas electorales que han sido diseñadas para impedir el acceso de la izquierda al poder del Estado, y que esa reforma establezca las reglas de regulación de los medios de comunicación como las televisoras.
Su agenda es fundamentalmente democrática, y sobre ese punto se tiene que avanzar; ya después veremos lo que sigue.
El porvenir de #YoSoy132 depende de su imaginación política, pero fundamentalmente de la consciencia del papel histórico que en este momento le toca desempeñar en México. Quizá la generación del #YoSoy132 no sea la generación de la revolución en México, pero sí puede serlo de la gran reforma que necesita nuestro país. No es poca cosa, si tomamos en cuenta que los liberales de la segunda mitad del siglo XIX encabezados por Benito Juárez lucharon por fortalecer el Estado y limitar los poderes fácticos de esa época –la milicia y el clero–,  que intentaban rebasarlo e imponer su agenda.
Ahora le corresponde a esta generación luchar por limitar estos poderes que se concentran en los medios de comunicación masiva como son las televisoras.
El futuro, de cualquier modo, es de pronóstico reservado porque la historia no ha terminado.

Iván Vélez

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