lunes, 18 de abril de 2016

Carrión de los Condes, 1963. Sociología y tecnología democrática

Artículo publicado el 10 de abril de 2016 en el blog "España Defendida" de La Gaceta:
http://gaceta.es/ivan-velez/carrion-los-condes-1963-sociologia-tecnologia-democratica-10042016-1924
Carrión de los Condes, 1963. Sociología y tecnología democrática

El último sondeo de la Universidad del País Vasco ha hecho públicos unos resultados que desmienten ese mantra repetido ad nauseam por los rivales políticos de Rajoy y sus corifeos mediáticos. A decir de algunos de los más sesudos analistas de la «izquierda», Susana Díaz por ejemplo: «Mariano Rajoy es una fábrica de independentistas». Sin embargo, tal conclusión, a la luz de los datos revelados, queda en entredicho al conocerse el estado de opinión de una de las regiones donde con más violencia, la violencia criminal y terrorista de ETA, se ha agitado la hispanofobia.
Según la encuesta, los avecindados en las Vascongadas que tienen poco o ningún deseo de independencia suman el 63%, frente al 55% que lo anhelaban en julio de 2015. Por su parte, los independentistas pasan del 30% del año pasado al 24% actual. Todo parece indicar que la fábrica rajoyana no rinde en la industrializada Comunidad Autónoma Vasca del mismo modo que lo hace en la otrora textil Cataluña toda vez que su producción de independentistas ha sufrido una importante merma en la comunidad gobernada por Urkullu.
Más allá de las interesadas interpretaciones de tal encuesta, es evidente que en los últimos años los productos manufacturados por la industria demoscópica son cada vez más frecuentes en los medios. La avalancha de sondeos que, con márgenes de error a menudo olvidados, tratan de servir de caja de resonancia a una voz del pueblo que ya no es la de Dios sino la de la Democracia, invita a pensar si estos no son una herramienta más para moldear la opinión pública que alimenta su individualista vanidad al calor de las urnas.
Sin embargo, la implantación de la Sociología en España, o al menos de aquella que podemos emparentar con el actual auge de las encuestas, debemos buscarla en grupos e instituciones que cristalizaron durante el franquismo. Por un lado, podemos citar el Instituto de Estudios Políticos, dirigido por un Javier Conde que permitió, bajo su mandato, la supervivencia de ciertos focos liberales y socialistas; y por otro, el que fomentó la Comisión española del Congreso por la Libertad de la Cultura que tuviera a falangistas tan destacados como Laín o Ridruejo entre sus máximos mandamases.
Auspiciado por la CIA, el anticomunista Comité tenía un gran interés en implantar unos métodos y una ideología claramente diferenciados de los que procedían del marxismo. En el terreno filosófico, el neopositivismo era una alternativa pretendidamente neutra que hombres como Tierno, asiduo de la Revista de Estudios Políticos, apóstol del «funcionalismo» y refractario por entonces a las «ideologías», se encargaría de implantar a través de editoriales como Tecnos. La filosofía importada iba mucho más allá del terreno académico, pues, a su desnacionalizador juicio, las consecuencias quedaban claras en su artículo «Federalismo y Funcionalismo Europeos», publicado en 1957:
«los viejos esquemas geopolíticos han de transformarse en esquemas construidos desde el punto de vista de regiones funcionales de manera que en lugar de geopolítica es necesario hablar, cuando el caso lo requiera, de región económica, región cultural, cuyas regiones estarían técnicamente integradas según las necesidades.
La palabra «comunidad vital» significa de modo más independiente y preciso que la palabra «nación», la coincidencia racional e irracionalmente diferenciada de los componentes de un grupo humano a través del proceso histórico, aunque en menor escala, ocurre con la palabra «autonomía» que hay que ir substituyendo por la expresión diferenciación y comunidades diferenciadas.»

Las actividades librescas de Tierno vendrían acompañadas de trabajos de campo que involucraron a una serie de individuos que de este modo entraron en contacto con tecnologías vinculadas a los objetivos democráticamente federalizantes del citado colectivo español. La fecha escogida fue el verano de 1963, y el lugar, el palentino municipio de Carrión de los Condes del que era natural Enrique Fuentes Quintana tan ligado en su día al diario Arriba.
Bajo la supervisión de José Luis López Aranguren, durante la primavera de ese año, José Luis Sampedro y Ramón Tamames, hombres en la órbita de la Sociedad de Estudios y Publicaciones, pudieron poner en marcha un Seminario de Sociología de sesgo económico. El trabajo de campo tuvo una duración de un mes y fue dirigido por el mismo Luis Ángel Rojo que ingresó en el Banco de España en 1971, alcanzando el cargo de Gobernador en 1992. Treinta y cinco alumnos de la Facultad de Ciencias Económicas participaron en el mismo.
Por lo que respecta a los dineros, el Comité recibió el 19 de diciembre de 1963 un giro del Chase Manhattan Bank por una suma de 60.714,39 pesetas, correspondientes a 5000 francos. Su destino, así lo refleja la cuidada contabilidad de Pablo Martí Zaro, era financiar «Sociología de la Educación». A esta cantidad se unió un crédito bancario por valor de 30.000 pesetas que sirvieron para financiar la encuesta de Carrión.
Un apunte manuscrito del propio Martí Zaro desgrana una lista al pie del título «Asociación Sociología». La relación la componen: Sampedro, Enterría, Linz, Amando de Miguel, Trías, García Barbancho, un Tierno entre interrogaciones, Cerá, Pinilla de las Heras, Murillo, Comín, Lara, Caro Baroja, Tamames, Rojo, Cantó, Pérez Díaz, Pina, Guillermo Céspedes, Alcina y Jiménez Blanco.
Algunos de ellos fueron protagonistas de la Transición española, ya fuera dentro del escenario puramente político -es el caso de un Tamames sorprendentemente integrado en el PCE después de haber estado vinculado a este grupo marcadamente anticomunista-; en el terreno de una Sociología -Pinilla de la Heras, Amando de Miguel, Pérez Díaz- a la cual se acude frecuentemente reclamando encuestas y augurios ante futuras citas electorales; o como senectos inspiradores de movimientos disolventes y marcados por el fundamentalismo democrático, como ocurrió con José Luis Sampedro en los lejanos y asamblearios días del 15 M.

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