La Gaceta de la Iberosfera, 13 de agosto de 2021:
https://gaceta.es/opinion/blasinfantilismo-20210813-1023/
Blasinfantilismo
Como era de prever, Vox no acudió al
florilegio que, encabezado por Moreno Bonilla, se tributó a Blas Infante ante su
monumento en la antigua carretera de Carmona en Sevilla, con motivo del 85º
aniversario de su fusilamiento. Como toda taifa autonómica que se precie,
Andalucía escogió hace décadas a su patriótico padre, del mismo modo que hace
más de un siglo, Sabino Arana asumió la paternidad de los secesionistas vascos
o Rafael de Casanova, una vez mutilado su pregón austracista, lo es de los
catalanes que quieren alzarse con la tierra para hurtárnosla al resto de
españoles. En el extremo occidental, la Galicia de Feijoo se abraza a Castelao
en busca de una referencia paterna.
Las reacciones ante la ausencia de
Vox de estos fastos no se han hecho esperar. Entre ellas ha destacado una
tribuna de opinión publicada en el Diario
de Sevilla bajo el título «La nueva pataleta de Vox». Su autor, Isidoro
Moreno, catedrático emérito de Antropología y miembro de la Fundación Blas
Infante, que se encargará de elaborar los contenidos de un programa titulado Andalucía: un pueblo con Historia que
verá la luz gracias a un convenio de colaboración entre la susodicha fundación
y Canal Sur. En el escrito, don Isidoro, además de exhibir su largo currículum,
hace gala de su andalucismo, pero también de su pertenencia al Partido del
Trabajo durante el tardofranquismo, paso previo a su paso al «nacionalismo
soberanista y solidario blasinfantiano»,
más atractivo que la ortodoxia marxista que, a su decir, profesaba hasta ese
momento. Su desmarque del PSOE, -«Desde el año 82 no he tenido militancia
partidista alguna y rehusé incorporarme, como hubiera sido fácil e hicieron
muchos, al carro de la supuesta izquierda triunfante: el PSOE de Felipe
González y Alfonso Guerra»- del que hace gala en el artículo, fue breve. De
hecho, en el muy socialista año de 1986, Moreno, que tiempo atrás había lanzado
unas impotentes y gremialistas críticas al libro de Gustavo Bueno, Etnología y Utopía, participó en una
reunión celebrada en Madrid, que convocó a diversas organizaciones indígenas
americanas, encuentro que auspició la Comisión del V Centenario.
Más allá de la colaboración con una
comisión que ajustó las conmemoraciones de 1992
a los vergonzantes quicios ideológicos dominantes -«encuentro» en lugar
de «descubrimiento»- del momento, la mayor aportación de Isidoro Moreno a la
Andalucía blasinfantista a la que, desde diferentes posiciones y con diversa
intensidad, se ha sumado todo el espectro partitocrático andaluz, tiene que ver
con la Semana Santa y con una serie de señas de identidad útiles para sostener
la idea de que la andaluza es una «cultura negada, frivolizada o prostituida».
Una cultura, en definitiva, propia de «un pueblo dependiente y subalternizado»
que, así lo ha sostenido Moreno, «ha sido permanentemente negada, frivolizada o
incluso prostituida principalmente desde el poder estatal dominante y desde la
intelectualidad al servicio de este. Y también ha sido negada por quienes,
instalados en el reduccionismo marxista, confundieron el subdesarrollo
económico con la imposibilidad de existencia de cultura específica, negando de
hecho a los pueblos y clases populares la facultad de ser creadores de cultura
y otorgando, al menos implícitamente, esta capacidad sólo a las burguesías
dominantes» («La cultura andaluza en el comienzo del tercer milenio: balance y
perspectivas», Revista de Estudios Regionales,
2002). Cautivo del mito de la cultura, Isidoro Moreno ha mantenido con
insistencia sus tesis plenamente compatibles con el modelo plurinacional que, amparado
por el comodín del federalismo, tratan de implantar en España las facciones
políticas, económicas y mediáticas hegemónicas: «Como hemos venido señalando
desde hace años (Moreno, 1981, 1985, 1986a, 1986b, 1993, 2001b) la mayor
dificultad para la consolidación de la conciencia cultural andaluza ha sido, y
en gran parte continúa siendo, la apropiación de lo específicamente andaluz por
parte de los poderes estatales para tratar de construir, con base en algunas de
las expresiones formales de la cultura andaluza, desfuncionalizadas y vaciadas
de sus más importantes significaciones y potencialidades, una “cultura
española” genérica, negadora del carácter pluricultural».
Defensor de las esencias culturales andaluzas, blasinfantista confeso, Isidoro Moreno, incorporado a las estructuras que han cristalizado al calor del autonomismo socialista, ha pasado de asumir el lema «pan, trabajo, tierra y libertad», puesto en circulación por el sacerdote Diamantino García Acosta y empleado por postconciliar Partido del Trabajo, a sumarse a la demonización de Vox operada, en su caso, en el de un defensor de la Semana Santa, bajo el patronazgo de un muladí.
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