La Gaceta de la Iberosfera, 13 de junio de 2021:
https://gaceta.es/opinion/desahuciar-melilla-20210613-0615/
Desahuciar
Melilla
El pasado jueves 10 de junio, Javier
Ortega Smith protagonizó un acto en la Plaza de España de Melilla. A la misma
hora, la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma había autorizado una
movilización convocada por la plataforma Stop Desahucios cuyo cierre debía
hacerse en ese mismo enclave, dando lugar a una posible coincidencia de
imprevisibles resultados, máxime después de lo ocurrido hace unas semanas en Ceuta.
Al lema de los antidesahucios -«Manifestación contra la Islamofobia y el
racismo de Vox»-, se unió la inevitable tamborrada y el ondear de banderas
españolas segundorrepublicanas. Nada nuevo bajo el Sol antidesahuciatorio que,
por su afecto a la bandera tricolor, parece más interesado en desahuciar a
Felipe VI que en evitar aquello por lo que dice trabajar este colectivo, pues los
desahucios han crecido un 13,4 % en el primer trimestre de 2021.
La manifestación de la Plataforma,
cuya demora en su laico procesionar impidió la coincidencia con la
concentración voxera, fue simplemente un acto contra el partido de Abascal, a
quien, con la complicidad de todas aquellas estructuras políticas y financieras
beneficiarias del sistema autonómico, se le tratan de adjudicar las más
desagradables etiquetas, entre ellas las que figuran en el mentado lema. Válida
para un roto, pero también para un descosido, la bandera tricolor se emplea en
reivindicaciones que nada tienen que ver con el efímero régimen del cual fue
símbolo. En el caso que nos ocupa, o que debiera ocupar a quienes dicen tener
su razón de ser en el problema de la vivienda, hay que recordarle a los
manifestantes que la Ley de Casas Baratas se aprobó en 1921, durante la Dictadura
de Primo de Rivera que, en 1925, extendió estos beneficios mediante un Real,
que no republicano, Decreto. Fue precisamente durante la II República cuando se
suspendió la tramitación de dichas ayudas. Terminada la Guerra Civil, en 1939
se fundó el Instituto Nacional de la Vivienda, coordinado con la Obra Sindical
del Hogar, que dio impulso a un amplio programa de viviendas protegidas de las
cuales todavía quedan las famosas placas en los portales que tanto molestan a los
ardorosos españoles que queman su vida combatiendo al franquismo medio siglo
después de la muerte de quien dio nombre a tal régimen
Pero, si la II República española no
destacó por su impulso a la vivienda: ¿qué sentido tiene hacer ondear esas
banderas por parte de una plataforma vinculada a las así llamadas «soluciones
habitacionales»? La respuesta conduce a Francisco Franco, figura que preside,
por motivos propagandísticos, la actualidad política española. Una figura que
desde las filas autodenominadas progresistas, pero también desde las de viejos
socios del militar gallego, singularmente el PNV santoñés, trata de soldarse a
VOX, partido que se presenta por la prensa mercenaria como netamente franquista.
Ello explicaría la presencia de banderas tricolores en los aledaños del acto
presidido por Ortega Smith, cuyo partido se opuso a la retirada de la estatua
del comandante Franco que desde 1978 se alzaba a los pies de las murallas de
Melilla, hasta su retirada, celebrada con júbilo por los antifranquistas post mortem, decidida el pasado 23 de
febrero, con la abstención del PP, en la Asamblea de Melilla. Sin embargo, la
pretendida identificación, acompañada de las acusaciones de islamofobia y
racismo, hace aguas si se tiene en cuenta que durante el franquismo, que en
1948 no reconoció al Estado de Israel mientras apoyaba la causa palestina, se
insistió constantemente en la «tradicional amistad hispano-árabe»,
Más allá de estos contorsionismos y
arabescos, por más tela tricolor que se agite, por más tambores que marquen el
ritmo del deambular de la izquierda indefinida, nada puede hacer desaparecer la
inhumana realidad que acecha tras la frontera melillense que el sultán marroquí
quiere hacer desaparecer para alcanzar sus objetivos políticos y teocráticos,
acaso con la colaboración de una plataforma dispuesta a sumarse al desahucio de
España de un territorio que es español desde hace más de medio milenio.
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