martes, 14 de octubre de 2008

Rajoy o el fin de las ideologías

De nuevo una “filtración” ha desvelado la verdad escondida tras los gestos estudiados y los discursos medidos. La calificación de “coñazo” que Rajoy dedicó al Desfile Militar del Día de la Hispanidad, ha mostrado hasta qué punto la llamada “clase política”, en este caso el líder del PP, andan engolfados en una realidad constituida tan sólo por leyes y pactos postelectorales. Decimos esto, porque la desidia mostrada hacia este acto simbólico, el desfile, afecta a la capa cortical del cuerpo político español, sin la cual, este, sencillamente desaparecería para disolverse, acaso, en el Género Humano, allá donde éste se encuentre.

En las lamentables manifestaciones de Rajoy, encontramos sin embargo, un material muy útil para combatir ese oscuro mito que se apoya en la célebre frase machadiana “una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Decimos esto porque desde hace años asistimos al fomento, alimentado desde el PSOE y sus socios nacionalistas, de la división de los españoles fundada en turbios argumentos ideológicos. Nos referimos a la muy sectaria e ideologizada, en cuanto que argumento fabricado para atacar al contrario, Memoria Histórica, urdida por las autoproclamadas izquierdas con el propósito de presentar al PP (la “derecha extrema”) como continuador y heredero del franquismo. Un partido que, votado casi por la mitad del cuerpo electoral, estaría ligado a la Iglesia (llegando a veces a presentarse como rehén de la misma) y afecto a métodos expeditivos, herencia de un pasado sustentado por la violencia y las armas portadas por un aparato represivo que encabezaría un caudillo militar: el todavía omnipresente en la vida política española Francisco Franco.

Pero hete aquí que Rajoy amagó un bostezo, y se obró la desactivación de la Memoria Histórica. Y es que el descuido de don Mariano, justificada por sus compañeros en virtud de su apego a los domingos en bata y zapatillas junto a sus retoños, ha hecho un daño irreparable a tan turbio asunto. El nexo entre los dos gallegos, Franco y Rajoy, ha quedado roto. ¿Cómo relacionar al general que uniformado mantuvo una dictadura con este hogareño registrador de la propiedad al que tanto aburre el color caqui?, ¿cómo mantener la distinción derecha/izquierda en función de su relación con el ejército cuando mientras unos son pacifistas convencidos, otros se aburren soberanamente en las ceremonias militares?

Iván Vélez

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