jueves, 30 de junio de 2011

E.T.A. o el terrorismo democrático

Artículo publicado en el número de junio de 2011 de Junio7:
E.T.A. o el terrorismo democrático

Cualquier mexicano que leyera el editorial «Euskadi: persecución política», publicado el pasado lunes 2 de mayo de 2011, en el periódico de Ciudad de México La Jornada, siempre en sintonía con el diario progubernamental español Público, puede tener la impresión de que E.T.A (Euskadi Ta Askatasuna, es decir, Euskadi y Libertad, «Vascongadas libre», en definitiva), y en general todo el movimiento separatista vasco, no son sino un colectivo de individuos, de románticos guerrilleros que, defendiendo una causa justa, son sojuzgados por la implacable España, oscura nación opresora de estos bellos y verdes parajes europeos, así como de sus habitantes, forzados a pertenecer a tan onerosa sociedad política.

En el escrito de La Jornada, de fuerte contenido apologético de la derecha separatista española, pues eso y no otra cosa es ETA, se califica de «caza de brujas» o de «política de persecución y criminalización aplicada desde Madrid al independentismo vasco», lo que no es sino la lucha contra grupos sediciosos cuyo objetivo es la destrucción de la Nación española, para dar paso a ese oscuro mito llamado Euskal Herria, pues el famoso y erróneo vocablo que acuñó Sabino Arana –Euskadi-, no parece ser del gusto de los terroristas.

Debido al enorme grado de inducida confusión que gravita en torno a E.T.A. fuera de las fronteras españolas, se hace imprescindible salir al paso tan sesgada, si no cómplice, visión del terrorismo vasco dada desde medios como los citados.

E.T.A., con el apoyo incondicional de un amplio sector de la iglesia vasca, nace de una escisión del PNV, partido de hondas raíces carlistas. La organización terrorista, en su larga trayectoria de más de medio siglo, tiene casi mil asesinatos a sus espaldas, a los que hemos de sumar un sinfín de secuestros, amenazas y extorsiones. Esta facción etnicista, autorrepresentada como marxista, tiene, hemos de insistir, un único objetivo: desgajar de España dos de sus regiones más representativas: el País Vasco y Navarra.

Tras estas apresuradas pinceladas, el lector de Junio7 se preguntará: ¿qué puede importarle lo que haga en un rincón de España una población cuyo volumen es inferior a la de Hermosillo? Las respuestas pueden ir en muy diversas direcciones. Nos limitaremos a apuntar alguna. Por de pronto, podríamos responderle al citado lector, que el carlismo del que antes hablábamos heredó muchos de los componentes del absolutismo contra el que se alzó un señalado héroe de México, Xavier Mina, quien se enfrentó a tan reaccionaria ideología primero en suelo hispano y más tarde en tierra novohispana.

Pero, al margen de tan importante figura histórica, y dado que acaban de celebrarse en España una elecciones municipales que han permitido a Bildu, brazo político de E.T.A., concurrir a las mismas gracias a los jueces afines a los socialdemócratas españoles, obteniendo excelentes resultados, cabe preguntarse cómo es posible que un partido con tales pretensiones pueda entrar en las instituciones. La respuesta se encuentra en el fundamentalismo democrático que aqueja a amplias capas de la sociedad española. Un fundamentalismo consistente creer que cualquier problema político se solucionará con la aplicación de mayores dosis de democracia.

Tal fundamentalismo, unido a un potente sentimiento hispanófobo, han propiciado que en el cuerpo político español se hayan alojado diversos grupos cuyo objetivo es la mutilación de tal conjunto.

Sirvan pues, estas líneas, para alertar al lector en torno a unos asuntos no tan ajenos, pues el que esto leyere, debe saber que los proyectos aludidos –que no se limitan en España al caso vasco- tienen como objetivo la construcción de unas naciones que prescindirían del idioma español para implantar lenguas regionales a menudo confeccionadas en laboratorios lingüísticos que han buscado la radical oposición -desde la misma ortografía- con la lengua empleada en casi toda América.

Finalmente, imagine el lector de Hermosillo, qué sería de un México cuya estructura atendiera a un canon semejante, basado en las más oscuras emanaciones del Mito de la Cultura. La conclusión parece sencilla: si México se dejase infectar por tal ideología, éste se convertiría en un mosaico de pequeñas naciones inconexas. Toda una delicia para los empresarios y políticos que habitan norteñas latitudes.

Iván Vélez
























Nota. En rojo se ha corregido la errata de lo que se publicó en la edición en papel.

1 comentario:

José Manuel Rodríguez Pardo dijo...

ETA es una parte esencial del corrupto sistema democrático español, como el propio autor ha señalado en alguna ocasión. Está muy bien que nuestros hermanos hispanoamericanos conozcan la verdad sobre este grupo antiespañol más allá de los tópicos de la Leyenda Negra tan habituales. Un saludo.