viernes, 15 de noviembre de 2013

El PSOE: renovarse y enrojecer

Artículo publicado en La Voz Libre el jueves 14 de noviembre de 2014:
http://www.lavozlibre.com/noticias/blog_opiniones/14/837244/el-psoe-renovarse-y-enrojecer/1
El PSOE: renovarse y enrojecer
La Conferencia Política del PSOE celebrada el pasado fin de semana ha dejado, más allá del alud de sonrisas y cariñosos gestos de armónico y cómplice compañerismo entre quienes militan y dirigen el partido hegemónico de la democracia coronada de 1978, unas llamativas manifestaciones de Elena Valenciano. Según ha explicado la vicesecretaria general, el PSOE será a partir de ahora más rojo y se escorará hacia la izquierda tratando de corregir así una doble derrota, la de las urnas y la de su deriva hacia posiciones aledañas a la llamada derecha política.
El viraje vendrá acompañado de la denuncia del Concordato con la Santa Sede, justas reformas fiscales y la definitiva solución del conflicto territorial catalán, tan recrudecido desde la aprobación de un Estatuto que cristalizó durante el último gobierno socialdemócrata. Todas estas cuestiones habrán de tratarse en un próximo comité federal en el que probablemente comiencen a conocerse los candidatos a dirigir la nave socialista en el futuro.
En cualquier caso, y a la espera de conocer los rostros que saldrán de la sombra para postularse como nuevos timoneles de la nave del puño –izquierdo- y la rosa, el uso de la clásica terminología que tanto se empleó en los años treinta del pasado siglo, ha agitado a todos los que se mantienen cautivos del maniqueísmo derecha/izquierda –rojos y fachas en términos más populares y populistas-. Más allá de la coloración de la solución a los males que aquejan a los españoles, cuyo cromatismo va asociado a la Memoria Histórica que todavía sigue dando ciertos réditos políticos, ha destacado la pasión por España mostrada por Rubalcaba, quien se ha apresurado a aclarar que el taumatúrgico modelo que propone para España es tan federal como su partido, sin aclarar qué territorios, que antes de federarse deberían independizarse, formarían parte de esa federación que acaso no sea otra cosa que una confederación. La renovación socialista, sin embargo, no es nueva.
Hace más de un siglo, en 1907, la Federación de Juventudes Socialistas de España comenzó a publicar en Bilbao la revista titulada precisamente Renovación, cuya cabecera se completaba con esas aclaratorias palabras: órgano de educación y propaganda de la Federación de Juventudes Socialistas de España. Una propaganda que iba encaminada a propagar el marxismo, en una época de enconada rivalidad con rancios partidos reaccionarios como el PNV. La cuestión obrera, el derecho a huelga o la situación de la mujer, eran algunas de las grandes preocupaciones de una Federación que pronto se trasladó a Madrid para cobrar mayor impulso a través de congresos más equidistantes espacialmente con las diversas organizaciones que lo componían.
Tras la I Guerra Mundial, la Federación decidirá deslizarse del plano socialdemócrata al comunista. Eran los tiempos de la II Internacional de Lenin y algunas secciones, en su abnegada fe en la universal clase obrera, sugerían que Renovación se publicara en esperanto, junto a otras propuestas –entre ellas la abolición de la tauromaquia- que, dejando atrás el tosco y actual anticlericalismo que pretende reducir la religión al ámbito privado, pretendían llevar a cabo una declaración de ateísmo.
El inicio de los años veinte verá la conversión de Renovación en El Comunista. El cambio parecía obligado tras el ingreso de las Juventudes, ahora convertidas en el Partido Comunista Español, en la III Internacional. El nombre escogido para la publicación se alejaba de las ambigüedades -infantilismo desde las coordenadas leninistas- que envuelven a términos como izquierda o izquierdismo. Renovación debía ser reconstruida.
Las juventudes socialistas también se reconstruyeron y contribuyeron al poderío del socialismo segundorrepublicano iniciando una fase de radicalización. El influjo soviético siguió siendo poderoso, y Renovación, en la que se integraba un joven Santiago Carrillo que en la última etapa de su vida volverá al PSOE tras dejar atrás su transformación en eurocomunista, daba cuenta del renovado ardor revolucionario, incluyendo el plan de un golpe de estado sin mácula de democratismo, y cuyo punto de mayor violencia se vivió en la Asturias de 1934.
Tras la Guerra Civil y el exilio de algunos destacados socialistas, ciertas facciones más o menos toleradas, cultivaron pacientemente la idea de federalismo dentro de la propia España, tratando de incorporar en sus filas a cualquier elemento antifranquista, al precio de fortalecer el separatismo que había alcanzado estatutos de autonomía durante la II República dejando de lado cualquier sesgo internacionalista.
En el otoño de 2013 el PSOE, según nos anuncian, vira hacia la izquierda asumiendo el grave riesgo electoral de confundirse con Izquierda Unida, pues es bien sabido que en el mercado democrático, el votante suele decantarse por la adquisición del original frente a la copia, por más confuso que en este caso sea un original que mantiene una roja, pero también verde, iconografía y alberga en su seno los restos del PCE entre formaciones regionalistas, extravagantes e indefinidas.

La anunciada renovación ocurrirá en el año en que cumplirá un cuarto de siglo de la caída de un muro que dividía el mundo occidental en dos bloques políticos. Al otro lado del Telón de Acero se situaba la URSS que tanto inquietó a la España oficial y a una amplia y socialdemócrata oposición, la compuesta por los hoy homenajeados prohombres de una democracia que se hizo, en gran medida, a la contra de la sociedad política que actuaba como referente de la izquierda realmente existente. A pesar del derrumbe de aquel mundo, algunos pretenden obviar tal acontecimiento, sabedores de que los fetiches, especialmente los enrojecidos, aún funcionan.

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