La Gaceta de la Iberosfera, 29 de mayo de 2021:
https://gaceta.es/opinion/el-asedio-del-parador-de-ceuta-20210529-0700/
El
asedio del parador de Ceuta
El pasado 24 de mayo estaba prevista
la celebración de un mitin protagonizado por Santiago Abascal en la ciudad de
Ceuta. A las 20 horas, el acto, que debía celebrarse en la Plaza de los Reyes,
se desplazó a la Plaza de Nuestra Señora de África, vacío urbano flanqueado por
la catedral ceutí, la iglesia del mismo nombre y el Parador de Ceuta, edificio
construido hace medio siglo sobre las murallas -de hecho, antes de ser parador,
fue el Gran Hotel La Muralla- del antiguo Parque de Artillería que hace las
delicias de los amantes de la arquitectura del turismo desarrollista que tan
honda impronta dejó en cierto cine de la época. Para completar la escena, es
obligado señalar que en el centro de la plaza se alza un monolito neogótico en
recuerdo a los soldados españoles caídos en la Guerra de África de 1859-1860, inaugurado
el 4 de mayo de 1895, en cuya base se conservan bajorrelieves de bronce
alusivos al general Prim y sus voluntarios catalanes.
Como antecedente inmediato de esta
jornada, ha de señalarse Abascal se había desplazado a Ceuta la semana
anterior, en medio de la invasión orquestada por el régimen marroquí como
represalia al acogimiento, por parte del Gobierno español, del líder del Frente
Polisario, Brahim Gali. El enorme éxito cosechado por el presidente de VOX,
contrastó con desprecio e incluso los graves insultos que recibió Pedro Sánchez
durante su visita a la ciudad. Era, pues, previsible, que toda la maquinaria
manejada por quienes gobiernan la ciudad, es decir, el PSOE y el PP, se pusiera
en funcionamiento para evitar la repetición de semejantes imágenes. El primer
paso se dio en los tribunales, donde se interpusieron todas las trabas posibles
para evitar la celebración del acto. El segundo pude presenciarlo en primera
fila.
A eso de las seis de la tarde, con
todo el colectivo de VOX desplazado a la ciudad, es decir, con representantes
de Andalucía, Canarias, Melilla y la propia Ceuta, además de Abascal y sus
acompañantes, alojados en el parador, dio comienzo a una concentración en la
plaza, fuertemente vigilada por efectivos policiales y antidisturbios. Según
avanzaba la tarde, el número de asistentes fue en aumento, al tiempo que
comenzaban a aparecer algunas banderas nacionales recién estrenadas, dada su
pulcritud. Banderas a las cuales se unió posteriormente la de Palestina, cuyos
colores se pueden ver en algunas tapias del barrio del Príncipe, lugar desde el
que se jaleó, la semana anterior, a quienes entraban en España en avalancha. Un
tenue cordón policial, siempre en retroceso, apenas contenía a una turba que
llegó a superar el medio millar de personas y que comenzó a proferir una serie
de gritos. Dos de ellos me llamaron la atención particularmente.
El primero fue el de «¡Pedro
Sánchez, presidente!», tras el cual se oculta algo más que el antagonismo entre
dos rivales políticos. El grito no sólo recuerda a quien lo escuche,
particularmente a Abascal, la victoria política de Sánchez, sino también la
reivindicación de la tan cacareada España plural, antesala de su disolución
nacional en favor de una estructura confederal, cuando no en la renuncia a
parte del territorio nacional en favor de otras potencias, basada en telúricas
y metafísicas identidades. El segundo de ellos fue el célebre Allahu Akbar, esto es, «Alá es grande»,
que los oídos más pánfilos interpretan ingenuamente como un simple canto al
poder del dios del Corán, pero que los más afinados entienden como una amenaza
en toda regla, toda vez que la fe mahomética divide a los hombres entre
sometidos y cafres.
Según caía la tarde, el gentío, del
cual formaban parte, en distinto grado de agresividad, elementos vinculados al
narcotráfico, alguno de ellos con crímenes a sus espaldas, personal ebrio de,
entre otras sustancias, multiculturalismo e, incluso, algún que otro afecto al
PP y, naturalmente, al PSOE y a otras formaciones políticas más promarroquíes,
fue creciendo y cercando el parador, a cuyo vestíbulo llegaban el rumor
exterior y algún impacto de guijarros. Confiado en la disolución de la
concentración, el máximo mando policial, no frenó el avance de la masa
voxfóbica, que llegó a plantarse en las mismas puertas del hotel, hasta el
punto de estar a punto de entrar en él por la puerta de aparcamiento, en el que
fue el momento de máxima tensión, finalizado por una serie de detonaciones
disuasorias.
Quedaba, no obstante, un tercer
acto, el protagonizado por los representantes de PP, PSOE, MDyC y Caballas en
la Asamblea de Ceuta, que firmaron una declaración institucional para arrojar
sobre VOX la responsabilidad de lo ocurrido durante la mentada tarde, empleando
el habitual argumento de las bondades de una convivencia cada día más desmentida
por la realidad.
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