La Gaceta de la Iberosfera, 14 de septiembre de 2021:
https://gaceta.es/opinion/fitna-lazi-20210914-0800/
Fitna
lazi
La fitna o guerra entre musulmanes, fue un factor determinante en la
extinción de los reinos de taifas que surgieron después del desmoronamiento Califato
de Córdoba. Tan importantes como las campañas militares cristianas, resultaron las
luchas intestinas entre los diferentes reinos musulmanes de un cada vez más
menguante al-Andalus, cuyos reyezuelos se hicieron vasallos de los monarcas
llamados politeístas, a cambio de protección frente a sus hermanos de religión.
Un milenio después, el islam sigue sin lograr su deseada unidad como
consecuencia, en gran medida, de sus luchas internas.
Durante la mañana del 11 de
septiembre, Hanan Serroukh, en el curso de la jornada organizada por DENAES en
Barcelona como respuesta a los fastos oficiales que celebran la derrota del
patriota español Rafael Casanova, que de ninguna otra manera cabe calificar a
este personaje histórico, frente a los partidarios borbónicos, expuso al
público asistente los paralelismos existentes entre el golpismo catalanista y
el fanatismo que opera tras el yihadismo, materia en la que la Serroukh está
versada después de haber trabajado como analista para GEES. Casi como un aval
de sus palabras, horas después de que la jornada de debates se cerrara, la
ciudad de Barcelona sirvió de escenario para lo que cabe calificar de fitna
lazi, habida cuenta de los enfrentamientos desencadenados entre secesionistas
de diverso pelaje y adscripción política.
A despecho del famoso lema que
afirma que quienes pretender quebrantar la soberanía española y alzarse con la
tierra, con la catalana ahora, antes de lanzarse a depredar los llamados «Países
Catalanes», son gente de paz, la Ciudad Condal vio cómo diversas grupos de
facciosos se tiraban las esteladas y algún que otro objeto menos textil, a la
cabeza, para dirimir, de manera nada dialogante, sus diferencias respecto a la
forma de reencauzar el golpismo que les une. Coincidentes en la afirmación
cuixartiana que sostiene que lo volverán a hacer, a dar un golpe de Estado, los
púgiles estelados se tiraron golpes, sillas e insultos nada menos que en el
Foso de las Moreras, sancta sanctorum del secesionismo. Allí, bajo la dudosa
fosa común -Francisco Oya, durante su intervención, sembró arqueológicas dudas acerca
de tal condición- se debatieron, de manera bronca, los métodos que han de
conducir a una república catalana que cuenta con un recalcitrante monárquico
como Casanova como uno de sus mayores símbolos. Las belicosas posiciones
oscilaron entre un abrupto rupturismo y un posibilismo, el que envuelve la
llamada «mesa de diálogo» que con tanto mimo ha puesto Pedro Sánchez para
estirar la legislatura.
La algarada matinal tuvo continuidad
por la tarde, cuando durante la manifestación convocada por la ANC, grupos de terroristas
callejeros lanzaron objetos y botes de humo contra la Jefatura Superior de la
Policía Nacional de la Vía Layetana, lugar que concentra los odios lazis, acaso
porque guarden en su memoria el enorme apoyo que los policías recibieron -doy
fe de ello, pues fui testigo- durante la masiva manifestación que inundó
Barcelona el 8 de octubre de 2017, y que concluyó con la regañina de Josep
Borrell a quienes coreábamos «Puigdemont a prisión». Un Puigdemont, por cierto,
en cuya defensa ha salido recientemente La
Vanguardia, publicación que considera que ha de darse una salida al prófugo
del maletero.
Según todos los cálculos, tanto los
de la delegación del Gobierno como los de la propia organización, la
manifestación de odio contra España de este año ha congregado menos gente que las
de fechas anteriores. Las causas de tal pinchazo son diversas, y entre ellas no
ha de desdeñarse el impacto del COVID-19, especialmente mortífero entre gentes
de avanzada edad, sector mayoritario en estas ceremonias bien rentabilizadas
por los vendedores de mercadotecnia. En efecto, es un hecho que la media de
edad de los participantes tanto en las manifestaciones como en los desfiles
nocturnos de antorchas que tanto recuerdan a Núremberg, es alta. Sin embargo,
no faltan mozos y zagales dispuestos a participar en estas manifestaciones que
ofrecen una excelente oportunidad para ejercitar el arte del grafiti en los
escaparates de tiendas de cierta alcurnia que ese día echan el cierre, pues las
que lo levantaron no sufrieron las acometidas del espray.
Un breve paseo por las calles por
las que procesionaron los lazis fue suficiente para leer una colección de manoseados
lemas con los que cerramos esta morosa crónica de una nueva Diada protagonizada
por parte de la grey -antisistema, antiburguesa, feminista, antiespañola,
anticapitalista, antipatriarcal y otros muchos antis- que sostiene a los socios
del actual Gobierno de España:
Quan
el joven s´alça
la burgesia tremola!
Dones
lliures
en
una terra lliure.
Foc
al capital
Ni
patriarcat
ni
Espanya
PPCC
(Países Catalanes)
lliures.
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