domingo, 3 de febrero de 2008

Un poemario armónico y emotivo

Josep Pastells

Periódico El Iceberg
23-diciembre-2004
El título del poemario de Iván Vélez sugiere de inmediato la existencia de una escritura y organización internas, de una conexión armónica entre los diferentes versos que componen el libro. Evidentemente, el título es sólo una pequeña parte de la obra (más importante de lo que parece) y puede conducir a engaños, pero éste no es el caso de los versos de Vélez. Porque Vertebral rezuma musicalidad por cada uno de sus poros y nos aproxima a paisajes sonoros cargados de emociones sostenidas, de instantes retenidos en el umbral de la memoria.

Hoy en día nos podemos poner fácilmente de acuerdo en el hecho de que no todos los escritos son literatura, pero no resulta sencillo decidir si un texto determinado lo es o no. La literatura no tiene necesariamente que ser ficción, ni siquiera creación: se relaciona más bien con la manera como está escrito un texto. Para evitar discusiones, la crítica filológica se ha encargado de establecer esta discriminación fijando el canon literario de cada lengua. Por desgracia, la complejidad de la comunicación literaria impide fijar qué es literatura para todos los lectores posibles. Partiendo de estas limitaciones, lo mejor es dejarse llevar por el consejo de Oscar Wilde: “si no se obtiene placer leyendo un libro, es inútil leerlo aunque sea una vez”. W.H. Auden pensaba algo parecido, y lo expresó con estas palabras: “el placer no es en absoluto un guía crítico infalible, pero es el menos falible de todos”. Por lo tanto, podemos considerar la literatura como el conjunto de textos que proporcionan placer. ¿A quién?. A Oscar Wilde, a W. H. Auden, a mí, a ustedes…Da igual.

En fin, lo único que pretendo con estas elucubraciones (que por algún motivo ignoro he introducido en esta crítica y no en cualquier otra) es dejar claro que Vertebral me ha gustado. Y mucho. Tanto que me atrevo a sugerirles que lo busquen y , como se recomienda en la contracubierta del libro, lo lean con fruición, con deleite y con un copa de cava. ¡Salud!

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