El Catoblepas, nº 144, febrero de 2014, página 2
Cultura sin libertad. Las otras vías fordianas
Iván Vélez
Sobre la creación de la Sociedad de Estudios y Publicaciones y sus relaciones con la Ford Foundation
En
2009, Gonzalo Anes y Antonio Gómez Mendoza publicaron el libro Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios
y Publicaciones (1947-1980) (Ed. Pre-Textos, Valencia 2009, 258 pp.), en el
cual se reconstruye la historia de esta institución impulsada por el Banco
Urquijo, verdadera plataforma del liberalismo económico que se abrió paso
durante el franquismo, especialmente a partir de 1959, año en el que se aprueba
el Plan Nacional de Estabilización Económica que abrió las puertas a los
tecnócratas católicos adscritos al Opus Dei, encarnados en figuras como
Laureano López Rodó (1920-2000)
o Rafael Calvo Serer (1916-1988), autor
en 1958 de La fuerza creadora de la
libertad, y cerraba el período denominado «autárquico». El nuevo Plan se aprobó el 21 de julio
de 1959, y sirvió para atraer inversiones extranjeras en un contexto en el que
la homologación económica e internacional de España vino refrendada por la entrada
en el Fondo Monetario Internacional, la OECE y el Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento.
Tan
significativo año se cerraría políticamente el 21 de diciembre con la visita
del presidente norteamericano Eisenhower a una España en la que el imperio
capitalista había implantado una serie de bases militares. Si todo esto ocurría
en el ámbito oficial, dentro del mundo empresarial privado, refractario al
intervencionismo estatal, se producirán algunas novedades a las cuales
dedicaremos este artículo que toma como base el libro aludido al principio.
Así
pues, para acometer la reconstrucción de la Sociedad de Estudios y
Publicaciones, habremos de regresar desde el año 1959 a la inmediata posguerra. En ella crecerá la
figura de Juan Lladó y Sánchez-Blanco (1907-1982) [1],
banquero liberal y católico fundador de la revista Cruz y raya. Revista de
afirmación y negación (1933-1936), dirigida por José Bergamín, con Eugenio
Imaz como secretario y Eugenio Zubiri como ayudante[2].
Lladó, partícipe en la redacción de la Constitución de 1931, lo que no impedirá
que una vez reinsertado en la España franquista, tras permanecer encarcelado
durante poco más de un año por el delito de «auxilio a la rebelión», funde en 1942,
y bajo los auspicios del Banco Urquijo, la revista Moneda y Crédito. Un Banco Urquijo que se renovará en 1944 tras el
acuerdo entre los marqueses de Aledo y Urquijo, acompañados de Lladó y Andrés
Moreno.
Sustentada
en la nueva estructura, en 1947 se fundará la Sociedad de Estudios y
Publicaciones, sociedad anónima con sede en la Casa de las Siete Chimeneas, edificio
que sería restaurado en 1958 por Fernando Chueca Goitia. La idea fue madurando
en discretas reuniones celebradas en el domicilio de un Zubiri que ya había
dejado la vida eclesiástica para contraer matrimonio con Carmen Castro. El
arranque de la editorial, que remuneraba generosamente a sus autores, permitirá
la aparición de estudios históricos y musicales, pero también la publicación,
en 1948, del libro de Jesús Pabón (1902-1976):
Zarismo y bolchevismo, obra que
sintonizaba a la perfección con el ambiente de la época de posguerra mundial.
Un
año más tarde, al otro lado del Atlántico se producirán una serie de
movimientos del que acabarán confluyendo con la iniciativa del Banco Urquijo.
El lugar en el que se producen es Aspen, Colorado, ciudad en la que arranca la
colaboración de fundaciones americanas con organismos y personas tibiamente
opuestas al franquismo y a la vez refractarias al comunismo. En julio de 1949,
el Aspen Institute de Colorado,
convocará, destinando para ello 250.000 dólares, unos encuentros en los que se
conmemorase el bicentenario del nacimiento de Goethe. A dicho cónclave asistirá
José Ortega y Gasset[3].
Es allí donde Ortega entra en contacto con el puertorriqueño Jaime Benítez Rexach
(1908–2001), doctorado en Chicago con la
obra de Ortega como referente, y rector, desde 1942, de la Universidad de Río
Piedras, que contó con el apoyo financiero de una de las fundaciones vinculadas
a la CIA: la Fundación Rockefeller, la misma que financiará a su discípulo
Julián Marías y más tarde becará a José Luis Sampedro, a quien no podemos en
este trabajo dedicar el tiempo que amerita.
Al
conocer las posibilidades que la financiación americana ofrecía, Ortega acariciará
la idea de constituir un Instituto de Humanidades en Alemania Occidental
similar al fundado en España en 1948 junto a Marías tras su regreso. Una carta dirigida
a Julián Marías y enviada desde Múnich el día 23 de febrero de 1952, así lo
certifica:
Hubo un momento en que pensé que
podría hacerse aquí, financiado por la Ford Foundation, el Instituto de
Humanidades. Heidegger quería venir a trabajar en él y así porción de gente de
archiprimer orden.
He dado algunos pasos en este
sentido para ver si en principio podría contarse con la antedicha financiación.[4]
Mientras
todo esto ocurría, será en los ambientes clericales donde irán cristalizando
diversos grupos con intereses y dificultades comunes. En tal atmósfera
encontraremos a Julián Marías ya en 1949, año en el que participa en la
parisina Semana de los Intelectuales Católicos[5].
En 1951, durante las Conversaciones Católicas celebradas anualmente en Gredos, José
Antonio Muñoz Rojas encargará un libro a Marías, obra que será publicada en
1954: La estructura social (Teoría y
método), con la colaboración de la Fundación Ford[6]. La
ayuda americana también vendría, precisamente ese año, de la mano de la
«Colección Estados Unidos», desarrollada entre 1954 y 1958, a la que Marías
contribuye con Universidad y sociedad en
Estados Unidos (Madrid, 1954). La colección estaba impulsada por la
administración de Eisenhower y financiada por la USIS (United States
Information Service), interesada en ganarse las simpatías de estratos sociales
y profesionales muy concretos de la sociedad española.
Ese
mismo año, Marías participa en un ciclo de conferencias -La filosofía actual-celebrado en el Instituto Internacional. El
Instituto era propiedad americana, lo cual explica que, tras recibir una
invitación para el IV Centenario de la fundación de la Universidad de San
Marcos de Lima, don Julián fuera abordado por una ciudadana norteamericana.
Démosle la palabra al discípulo de Ortega:
Al acabar una de mis
conferencias, se me acercó una señora americana, la profesora Edith Helman,
inteligente hispanista de Simmons College, junto a Boston, especializada en el
siglo XVIII (Jovellanos, Goya, Cadalso, Moratín), que había asistido a mis
cursos del Instituto de Humanidades. Me preguntó si me interesaría enseñar un
curso, como profesor visitante, en Wellesley College, en el puesto de Jorge
Guillén, que iba a estar ausente en California.[7]
Mientras
todo esto ocurría en España, Ortega volvió a ser invitado un año más tarde por
la Fundación Ford, quien propició su participación en un debate en Londres en
el que participaron Niels Böhr y Werner Heisenberg, del que quedó el orteguiano
documento Apuntes sobre una educación
para el futuro, remitido a la propia Fundación Ford[8].
Por
su parte, Marías comenzará su carrera americana visitando diversas
universidades e instituciones. En 1956 conocerá en Yale, donde acude invitado
por Benítez gracias al dinero de la Fundación Rockefeller, a Waldemar Nielsen,
agente de la CIA y Director de Recursos Humanos de la Fundación Ford[9],
con el que se reunirá de nuevo en 1959 en Lourmarin, lugar en el que, bajo la
dirección de Shepard Stone –ex coronel vinculado a los servicios de espionaje -
y Pierre Emmanuel, comienza a constituirse el núcleo que dará lugar al Comité
español del Congreso por la Libertad de la Cultura, del que Marías siempre formó
parte y al que ya hemos dedicado varios trabajos que el lector puede consultar
para comprobar hasta qué punto un conjunto relativamente reducido de individuos
–Marías, un Aranguren que había dejado atrás su pasado como delator franquista,
Sampedro, Pedro Laín, Chueca,…-, se movió entre las organizaciones controladas
por la CIA con el objeto de obstruir cualquier tipo de veleidad o colaboración
con el comunismo realmente existente: la URSS y sus satélites.
En
este contexto, Marías presentará a la Fundación Ford el proyecto del orteguiano
Instituto de Humanidades, que acabará llamándose Seminario de Estudio de
Humanidades. La plataforma que constituía la SEP era idónea, pues su carácter
de sociedad anónima le permitía escapar al control que las leyes del momento ejercían
sobre las fundaciones[10]. A
tal Seminario, muy interesado en la España del XVIII, percibido acaso como
frustrada e ilustrada contrafigura de unos siglos anteriores vistos desde un
prisma negrolegendario, le acompañará el de Investigación Económica, dirigido
por Sampedro y en que se integrará Ramón Trías Fargas, becado por la SEP en
1955 y autor en 1960 de Balanza de pagos
interior, estudio en el que se analiza tal aspecto referido a Cataluña y el
resto de España. En las incesantes actividades de tal Seminario, que se vio
acompañado de actividades formativas y de investigación, estarán personajes
como Ramón Tamames, quien en había publicado gracias a la SEP su exitosa Estructura Económica de España.
Si
el poeta francés Pierre Emmanuel será clave en la constitución del Comité
español del Congreso por la Libertad de la Cultura, otro bardo, el malagueño
José Antonio Muñoz Rojas (1909-2009), que había ingresado en el Banco Urquijo
en 1952, será esencial para el desarrollo de los nuevos Seminarios arropados
por la Fundación Ford.
Tan
importante como delicada colaboración precisaba de un mutuo control. Ello
propició que en agosto de 1960 John McCloy (1895-1989), presidente del Banco
Mundial entre 1947 y 1949, del consejo de administración del Chase Manhattan –propiedad
de la familia Rockefeller- en 1953 y de la Fundación Ford desde 1958[11], visitara
España para supervisar el proyecto. Se trataba de comprobar que los fines eran
los previstos, que la SEP no tenía objetivos políticos divergentes y que los
fondos no iban a ser empleados en otros menesteres distintos a los previstos. En
agosto de 1960, Muñoz Rojas devolverá la visita trasladándose a Nueva York, informando
de los acuerdos al embajador español en Washington, Jaime Alba y al marqués de
Bolarque, Luis de
Urquijo y Landecho, embajador de España en Bonn[12].
La
Fundación Ford aportará inicialmente 40.000 dólares, dinero que la SEP exigió supervisar,
al proyecto de seminarios encargado a Julián Marías, con el objetivo de
atraerse a los jóvenes más destacados del panorama universitario, a los que se fueron
dirigidos de forma específica los Coloquios Universitarios. En 1961 es el
propio Nielsen quien viaja de nuevo a España para reunirse en la sede del Seminario,
la Casa de las Siete Chimeneas, con Aranguren, Lladó, Muñoz Rojas y José Luis
Sampedro. El testigo de Nielsen lo tomará David Heaps, si bien Nielsen
mantendrá un estrecho contacto con Muñoz Rojas, a quien, en una carta fechada
el 15 de junio de 1962[13],
confiesa sus mayores temores:
Lamento profundamente que los
comunistas hayan conseguido aparentemente liderar a todos los grupos
desconocidos.
Tras
el arranque de los seminarios, el control económico y de las actividades de los
mismos, se ejerció mediante un comité rector que se reunía cada 4 meses integrado,
por la parte americana, por Alfred Neal y Joseph Slater (1922-2002), hombre
involucrado en la desnazificación de Alemania a quien Marías conoce gracias a
Nielsen[14], y
trabajador en pro de la constitución de la ONU. En 1952, Slater se trasladó a
París, donde fue secretario ejecutivo de la oficina de los representantes de
los Estados Unidos de la OTAN y la Organización para la Cooperación Económica
Europea, creada en la estela del Plan Marshall. Slater se convirtió en
presidente y director ejecutivo del Instituto Aspen de Estudios Humanísticos en
1969, después de trabajar en la ejecución del programa de asuntos
internacionales de la Fundación Ford, trabajando como subsecretario adjunto de
Estado para asuntos educativos y culturales bajo la presidencia de John F.
Kennedy.
Paralelamente
a los seminarios de humanidades y economía, en 1962 se organiza un Seminario de
Sociología cuyo punto de partida es la conferencia celebrada en Nápoles ese
mismo año, en cuya organización está presente el Congreso por la Libertad de la
Cultura[15].
Su responsable será Aranguren, si bien no pudo desarrollarse adecuadamente debido
a las circunstancias profesionales por las que atravesó el profesor. No
obstante, el interés que en la España de la época, queda patente con la
fundación, en 1966, de CEISA, cuyos integrantes gravitaron en torno a los
dineros americanos.
El
Seminario de Humanidades desaparecerá en 1969 tras recibir un total de 27.622.00
pesetas. Por entonces, la situación sociopolítica española era muy otra a la
existente una década antes, lo que aconsejaba un cambio de estrategia que no se
limitó al ámbito cultural. En relación con una institución tan poderosa como la
Iglesia, el final de los 60 verá terminar el programa Food for Peace en virtud del cual Cáritas administraba la ayuda
norteamericana desde 1954.
De
regreso a la esfera cultural, en septiembre de 1970, coincidiendo con las
reformas del sistema educativo que se emprenden desde el Gobierno, en concreto
tras la aprobación en agosto de ese mismo año de la llamada la «Ley Palasí», la
Fundación Ford mostrará su interés en colaborar directamente con instituciones
estatales, teniendo entre sus principales objetivos la incorporación de la
lengua inglesa a los centros educativos.
A
pesar de este cambio de rumbo, la orientada filantropía norteamericana no
desapareció. Gracias a ello, algunos españoles pudieron estudiar en Europa,
impregnándose de la ideología ya implantada en el último tercio del siglo, la
misma que llevó a Marías y otros congresistas fordianos -Tierno, Laín, Martí
Zaro, Chueca, Benet…- a firmar la carta al Secretario de Estado de los EEUU,
William Rogers en la que se apostaba por una España democrática integrada en la
OTAN.
Tres
fueron los principales destinos de los agraciados con las becas canalizadas por
la SEP: el Colegio de Europa de Brujas, cofundado por uno de los presidentes de
honor del Congreso por la Libertad de la Cultura: Salvador de Madariaga. De
nuevo el embajador Alba será decisivo para que los españoles visiten, gracias
al patrocinio de la Fundación Ford y posteriormente la Rockefeller, una
institución frecuentada por estudiantes del otro lado del telón de acero. El
total de becas asciende a 33[16].
La presencia de los españoles dio lugar a un propio comité allí radicado.
Al
Colegio de Brujas le seguirá otras instituciones europeístas, así tenemos la
Fundación Europea de la Culturas de Ámsterdam, apoyado por la UNESCO y la
Fundación Europea de la Cultura que, sin embargo, no tuvo tal éxito; y
finalmente, el Iberian Centre en el St. Antony´s College, por el que, entre
1970 y 1980, pasaron gentes como Fusi, Maravall, o Juliá[17].
La
importante crisis económica derivada de la crisis del petróleo de los 70 hizo
gran mella en el Banco Urquijo, y por ende en la SEP. En 1980 la Sociedad se
transformará en Fundación Urquijo. España, definitivamente incorporada a Occidente, estaba ya preparada para
incorporarse al Mercado Común Europeo y a la OTAN. A tal viaje político e
ideológico no fueron ajenos algunos de los que recibieron el calor de siete chimeneas.
[1] La esposa de Juan Lladó,
Mauricia Fernández–Urrutia, casada con éste en 1933, fue alumna de Marías en un
centro educativo impulsado por éste en 1940 llamado Aula Nueva de Preparación
Universitaria, por el que también pasaron Paulino Gragorri o Lilí Álvarez. Esta
relación, como veremos, no es baladí.
[2] Julián Marías, refiere en sus
memorias que se comentaba que la revista estaba financiada por Valentín Ruiz
Serién, refiriéndose a Valentín Ruiz-Senén, cercano a los jesuitas (Una vida presente, Ed. Páginas de
Espuma, Madrid 2008, p. 114).
[3] Véase De Santisteban Fernández,
Fabiola; «El desembarco de la Fundación Ford en España», Revista Ayer, n. 75, Marcial Pons, Madrid, p.
162 y ss.
[4] Citado por Fabiola de
Santisteban Fernandez en el artículo antes referido. El documento original se
custodia en el Archivo de la Fundación Ortega y Gasset, 9489. Julián Marías
[5] Una vida presente, p. 285.
[6]
Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones (1947-1980), p. 97.
[7] Una vida presente, p. 286.
[8] Véase De Santisteban Fernández,
Fabiola; op. cit., p. 164.
[9] Véase Olga Glondys, La Guerra Fría Cultural y el exilio
republicano español, CSIC, Madrid 2012, p. 72.
[10] Véase De Santisteban Fernández,
Fabiola; op. cit., p. 169.
[11] Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones
(1947-1980), p. 102.
[12] De Santisteban Fernández,
Fabiola; op. cit., p. 171.
[13] Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones
(1947-1980), p. 119.
[14] Una vida presente, p. 385.
[15] De Santisteban Fernández,
Fabiola; op. cit., p. 181.
[16] Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones
(1947-1980), véase tabla p. 161 y anexo con los nombres de los becados, p.
215 y 216.
[17] Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones (1947-1980),
véase la lista en p. 217.
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