lunes, 24 de junio de 2019

Narciso Clavería y Decreto de cambio de apellidos

Libertad Digital, 13 de junio de 2019
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Narciso Clavería y Decreto de cambio de apellidos

            A pesar del disuasorio aspecto externo en el que se abre su puerta, el Museo Naval de Madrid posee una excelente colección de reliquias marítimas, joyas como el mapa de Juan de la Cosa, primera representación de América que se conserva, pero también una más que interesante colección de lienzos. Recientemente, la institución ha acometido las tareas de restauración de una tela que lleva por título, «Ataque a la isla y fuerte de Balanguingui», cuadro datado en 1850 firmado por Antonio de Brugada, pintor de cámara de Isabel II y amigo de Francisco Goya, que empleó en más de una ocasión sus pinceles para trazar jarcias y proas. En la obra, en la que los vapores Reyna de Castilla y Elcano conviven con las velas de otras embarcaciones, todas ellas coronadas por banderas rojigualdas, destaca la figura del capitán general Narciso Clavería, militar que dirigió la toma de un fuerte de madera situado en un poderoso enclave de la piratería musulmana malaya, que cayó en manos españolas el día 16 de febrero de 1848.
            Hoy poco conocido, el gerundense Narciso Clavería y Zaldúa nació en 1795 en el seno de una familia militar, circunstancia que determinó su temprana entrada en la disciplina castrense. Con tan sólo seis años, el pequeño Narciso ingresó en la Academia Militar, donde recibió una formación que le sirvió durante su participación en la Guerra de la Independencia. Siempre en continuo ascenso, la carrera militar del isabelino Clavería, recibió un gran impulso durante la primera de las guerras carlistas gracias a sus victorias sobre los carlistas en diferentes plazas vascongadas como Guetaria.
            La dimisión y exilio londinense del general Espartero en Londres, tras la sublevación de Narváez, permitió a Clavería regresar del suyo. De nuevo en España, obtuvo la capitanía general y la presidencia de la Audiencia de Filipinas, desde donde comenzó a combatir a los piratas que infestaban aquellas aguas. Su acción más destacada fue la que tuvo lugar en la isla de Balanguingui, integrada en el archipiélago de Joló. Esta y otras victorias favorecieron los intereses comerciales europeos, hasta el punto de que el gobernador de las posesiones holandesas en la zona, le envió una felicitación. La actividad de Clavería en Filipinas no se limitó al plano bélico, pues el 29 de julio de 1849, impulsó el Decreto de cambio de apellidos, que no respondía a un capricho onomástico, sino que llevaba aparejado el control de los censos poblacionales y, por ende, la mejora de la administración de un archipiélago en el cual la acción hispana había tenido una coloración más religiosa que política. Prueba de ello es el hecho de que muchos de los nuevos apellidos de los naturales fueron: de los Santos, de la Cruz, del Rosario o Bautista. Su buen desempeño en Filipinas, motivó su nombramiento como conde de Manila.
            La salud de Clavería, quebrantada por los vaivenes de una vida tan agitada, le impidió dar continuidad a sus acciones de gobierno. Enfermo, en diciembre de 1849, solicitó el relevo, si bien, sus servicios fueron recompensados con su designación como senador vitalicio, dignidad que juró el 12 de noviembre de 1850 y de la que no llegó a gozar de ni siquiera un año, pues murió en Madrid el 20 de junio de 1851. Se cerraba así una biografía en la que el oficio de las armas ocupó cuarenta y nueve de los cincuenta y seis años que vivió don Narciso.
            Más de un siglo y medio después del paso de Clavería por Filipinas, el idioma español, que dejó de ser oficial en 1973, es testimonial en unas islas que, sin embargo, acogen al mayor colectivo nacional de católicos del mundo. Todo ello no ha sido obstáculo para que su actual presidente, Rodrigo Duterte, haya expresado su intención de cambiar el nombre del archipiélago por otro de carácter prehispánico: Maharlika.

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