viernes, 17 de diciembre de 2021

Patxi Aldecoa

 La Gaceta de la Iberosfera, 2 de julio de 2021:

https://gaceta.es/opinion/patxi-aldecoa-20210702-1110/

Patxi Aldecoa, por los indultos hacia la Europa federal 

            En los últimos años hemos asistido a la quiebra de ese thelos europeísta que, por una suerte de inercia, conducía indefectiblemente a las naciones del Viejo Mundo hacia una unión que sucedió a la de mercado y ésta a la del carbón y el acero en los tiempos de la Guerra Fría. A pesar de que los españoles son, según las encuestas, los más fervorosos europeístas, acaso como consecuencia de la mezcla de aldeanismo y autodesprecio que reina entre nuestros compatriotas, hace un par de décadas, un riojano, Gustavo Bueno, cuestionó tan armónico determinismo al definir a Europa como una biocenosis, es decir, como un ámbito en el cual se lucha por la supervivencia. Tres décadas después de que así se pronunciara el filósofo español, Reino Unido abandonó la UE para poner a salvo sus finanzas y fortalecer otros frentes, entre ellos el atlantista al que, por motivos históricamente diferentes, tan vinculada está España. En el otro extremo continental no es una salida sino una amenaza de expulsión, la que pende sobre Hungría, nación que, dando la vuelta al dicho mexicano, está más cerca de Dios o, por mejor decir, del cristianismo, que algunos de los preceptos de obligada observancia que se exigen para formar parte de un club con sede en Bruselas deseoso de trocar el virginal círculo de estrellas por el sostenible redondel multicolor.

            A pesar de los evidentes obstáculos que se interponen entre los deseos integradores y la realidad de una Europa con naciones de muy diferente escala y diversos intereses, muchos son los agentes que, bien por convicción bien por devoción, operan a favor del modelo federal que si en un principio se basaba en unidades nacionales, ahora lo hace, en retazos de las mismas, es decir, en regiones rebautizadas redundantemente como eurorregiones.

            Entre las filas de este ejército de ideólogos, figura Francisco Aldecoa Luzárraga, vulgo Patxi Aldecoa, Catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y firmante de un email fechado el 11 de junio y dirigido a Jorge Buxadé -consulte el lector su perfil de Twitter-, en el cual informaba al eurodiputado de VOX de su reciente nombramiento como miembro del Plenario de la Conferencia sobre el Futuro de Europa (CoFoE) como representante, nada menos, que de la sociedad civil española. Diez días después -seguimos la secuencia tuitera- Aldecoa fue entrevistado por un reportero de Estado de Alarma que, sin conocer su calidad y condición, le preguntó si «¿Es concordia sacar a delincuentes de la cárcel?», a lo que el interpelado respondió: «Yo creo que sí. Creo que va a facilitar el entendimiento entre los españoles y va hacer que la unidad de España se fortalezca». Espantado ante la respuesta, el entrevistador insistió: «Ellos van contra la Constitución. Es negativo para la democracia ir contra la Constitución, ¿no?», obteniendo esta respuesta: «Sí, pero la Constitución tiene los resortes para resolver y absorber a los que están fuera», completada con una mención a las nefastas condiciones que tendría una sentencia desfavorable emitida en Estrasburgo.

            La sorpresa del reportero hubiera sido menor de haber conocido algunos de los aspectos biográficos de don Francisco, miembro del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, cargo que explica muchas de sus respuestas. En efecto, el CFEME, cuya sede estuvo en un local del PNV en París, se articuló en torno a colectivos catalanistas, vasquistas y gallegistas, y contó con Salvador de Madariaga como primer presidente. Fueron estos grupos, que se hicieron plenamente visibles en 1962 en compañía de facciones liberales en el llamado Contubernio de Múnich, quienes comenzaron a cultivar, apoyados por los servicios de inteligencia norteamericanos, la idea de las «comunidades diferenciadas» españolas, antesala de las comunidades autónomas que aparecen en la actual Constitución y que, según ciertos intérpretes, establecen las bases de una España federal cuya piezas bien pudieran integrarse en una Europa de las Regiones mucho más manejera para el gran capital que la configurada por naciones políticas. Otros hitos previos a la cristalización de esa estructura, largamente planificada, fueron las periódicas reuniones del CFEME, entre las que se puede citar la que tuvo lugar en París el 23 de septiembre de 1967, a la que asistieron: el fundador de la CEDA, José María Gil Robles, en representación de Democracia Social Cristiana e Izquierda Social Cristiana; los liberales José Maldonado y Fernando Valera; Rodolfo Llopis y Carlos Martínez Parera por el PSOE; Enrique Gironella, José Sans y Juan Sauret, por el Consejo Catalán; Manuel Irujo y Gonzalo Nardiz, por el Consejo Vasco; Javier Alvajar, por el grupo gallego; el ex POUM Julián Gorkin y Pablo Martí Zaro por la Unión Socialdemócrata de España que encabezaba Dionisio Ridruejo. Seis años más tarde, la Asamblea General del CFEME se concentró en los locales de Force Ouvrière de París. Asistieron, además de su presidente, Manuel de Irujo, y su secretario general, Enrique Gironella: Carlos Martínez Parera, Enrique Múgica, Pablo Castellanos, Julián Gorkin, Carmen García de Robledo, Arsenio Jimeno, Ramón Hernández, Mikel Isasi, Ramón Sota, Félix Millet, Martí Barrera, Canielles, Juan Sauret, Josep Sans, Fernando Álvarez Miranda, José María del Valle, José María Armengol, Javier Alvajar y Macrino Suárez.

            Por añadir más nombres a la nómina federalista hispana, podemos citar los que comparecieron en Madrid durante la conferencia España en Europa. A Fernando Álvarez de Miranda, se unió la presencia del diplomático francés Georges Berthoin, miembro en su día del grupo que elaboró el Plan Marshall e integrado en la Trilateral a la que pertenecieron David Rockefeller y Edmond Rothschild. Junto a ellos estuvieron, el valón Jean Rey, como presidente de honor, y los españoles Miguel Martínez Cuadrado, Daniel Busturia, José Vidal Beneyto, Enrique Múgica, Miguel Boyer, Marcelino Oreja y Jesús Aguirre, ya convertido en duque consorte de Alba.

            En la estela de esta tarea federalista, para la cual es precisa la configuración de una serie de naciones surgidas de la fragmentación de España, propósito para el cual se hace imprescindible saturar de concordia indultatoria a los golpistas encarcelados, se sitúa Francisco Aldecoa, que trabaja codo con codo con personalidades que representan a las habituales cuotas regionales. Tales son los casos de Xavier Ferrer Junqué, Presidente del Consejo Catalán del Movimiento Europeo, continuador de la tarea de Joan Colom Marina Moreno y firme partidario del federalismo plurinacional; o el de Domènec Miguel Ruiz Devesa, que desde hace años predica su eurofederalismo.

            Estos y otros nombres trabajan sin desmayo por el federaldesquiciamiento de España, objetivo ya anhelado por el PSOE surgido en los años 70 gracias al apoyo económico de fundaciones como la  Friedrich Ebert Stiftung, colaboradora de la Fundación Alternativas a la que pertenece Aldecoa, pero también de la Fundación Manuel Giménez Abad, con sede en el Parlamento de Aragón donde, contradiciendo el consejo cervantino, se dedica a criar la sierpe -federalista en este caso- en el seno.


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