El Catoblepas, número 148, junio 2014, página 3:
El contubernio de La Ametlla
Iván Vélez
Sobre el palacete que se convirtió en lugar de encuentro para las diferentes familias catalanismo
Entre
el 17 y el 23 de junio de 1952 se celebró el I Congreso de Poesía de Segovia[1],
integrado en unos Cursos de Verano cuyo director fue Joaquín Pérez Villanueva,
a quien un año antes Joaquín Ruiz-Giménez había nombrado Director General de
Enseñanza Universitaria y a quien se debió la designación de Antonio Tovar como
rector de la Universidad de Salamanca y de Pedro Laín Entralgo de la de Madrid.
La
convocatoria, en la cual se hacía referencia a Bécquer, Rubén Darío, Antonio
Machado, Unamuno, Juan Ramón Jiménez y Juan Maragall, la firmaron Aleixandre,
Dámaso Alonso, Dionisio Ridruejo, Eduardo Carranza, Gerardo Diego, Agustín
Foxá, Leopoldo Panero, José María Pemán, Carlos Riba, Luis Rosales y Rafael
Santos Torroella y vino precedida de la edición de un Boletín en el que figuran las adhesiones, entre otros, de: José
Luis Cano, Bousoño, José Hierro, José Antonio Muñoz Rojas, Carlos Edmundo de
Ory y Luis Felipe Vivanco. El Congreso recibió además el apoyo del premio Nobel
T. S. Elliot.
El
título escogido fue: «Validez ideal y vigencia social del poeta en nuestro
tiempo» y su puesta en marcha tuvo como arranque una exposición, «Medio siglo
de publicaciones de Poesía en España», en la Sala de Manuscritos de la
Biblioteca Nacional, desde donde partió la poética comitiva, que pernoctó en el
segoviano Gran Hotel Las Sirenas.
Al
día siguiente, 17 de junio, el clérigo melómano Federico Sopeña Ibáñez, ofició
una misa en la iglesia de la Trinidad tras la cual los poetas rindieron honores
al monumento a los caídos en la plaza que recibía tal nombre. Después fueron
recibidos en el Palacio de la Diputación por las máximas autoridades de la
ciudad, ceremonia en la que se hizo un brindis por el Jefe del Estado.
El
Congreso fue presidido por Pérez Villanueva, y contó con la presencia de
Eugenio D`Ors, quien pronunció un discurso sobre el fondo y la forma de la
poesía. En él participaron, además de los españoles, poetas británicos, belgas,
suizos e hispanoamericanos, y a los discursos se añadieron excursiones e
incluso un concierto de Joaquín Rodrigo.
Entre
las conclusiones a las que se llegó, cabe destacar el acuerdo de que la
tramitación de las ponencias corriera a cargo de Mariano Manent, Eduardo
Carranza y Torroella, que se pidiera el Premio Nobel para Menéndez Pidal, y que
se solicitara la creación de casas de la poesía en diversas ciudades españolas,
empeño en el que destacaron Leopoldo de Luis, Torroella y Cano, a quienes se
unieron, formando una comisión, Ridruejo y Riba.
Asimismo,
se tuvo en consideración la invitación del belga Vanderkamenn para asistir a
los Encuentros Internacionales de Poesía en Knokke.
Cabe,
por último, señalar que en la clausura, Riba, que acompañó a Machado en su
salida de España para regresar en 1943, recitó los versos de la Oda a España de Maragall:
Escucha,
España, - la voz de un hijo
que
te habla en lengua - no castellana…
El
Congreso fue comentado por Camilo José Cela y por el semanario barcelonés Revista, patrocinado por el industrial
textil Alberto Puig Palau. Revista,
Semanario de información, artes y letras, fue un proyecto de Ridruejo que
había cristalizado ese mismo año gracias al mecenazgo de Puig y al apoyo de Pérez
Villanueva y Ruiz-Giménez. A pesar de que su vida fue corta, ello no impidió
que algunos trabajos de Ridruejo en ella aparecidos, fueran publicados en Cuadernos Hispanoamericanos[2].
Las páginas de Revista sirvieron también
para que muchos autores catalanes, entre ellos Castellet y los Manent, publicaran
sus trabajos.
El
Congreso segoviano tuvo continuidad en los encuentros poéticos que se
celebraron en la universidad madrileña durante el siguiente curso académico –rememorado
por Ridruejo en La Ametlla recordando la gran acogida tributada a Riba y Rubió-
e incluso sirvió como punto de partida para dar forma a otro proyecto: Tiempo
Nuevo, centro de reuniones propiedad de la Delegación de Cultura del Movimiento
dirigido por el falangista Gaspar Gómez de la Serna[3], miembro
del consejo redactor de la Revista de
Estudios Políticos y fundador de la revista Clavileño, que hay que relacionar con los disturbios de 1956. En
definitiva, bajo el distinguido manto de la lírica, comenzaron a cohesionarse
grupos contestatarios al franquismo oficial que encontraron en la poesía un
discreto e impreciso vehículo para manifestar sus críticas con el lenguaje
críptico y la metáfora como principales recursos.
Doce
años después del congreso segoviano acaecerán los hechos que vamos a analizar,
si bien es en esta cita castellana donde comienzan a cobrar relevancia algunos
de los convocados en La Ametlla[4].
Será también en la siguiente década cuando algunos de los literatos que
desfilan por Segovia se polaricen en dos grupos pretendidamente representativos
de Castilla y Cataluña.
Dos
años antes de la cita segoviana, se había fundado el Congreso por la Libertad
de la Cultura, institución que pondría los ojos en algunos de los citados. Tras
los primeros contactos, en 1959 se celebra el Congreso de Lourmarin, al que
asisten Marías, Aranguren, Cela, Laín, José Luis Cano y Castellet. Ridruejo no
acudirá por carecer de pasaporte. En el caso de Riba, pese a la relevancia que
tuvo en Segovia, su muerte el 12 de julio de 1959 impidió la probable colaboración
en esta y las ulteriores actividades que vamos a relatar. Como es sabido, tras
el IV Congreso del Movimiento Europeo, comenzará a tomar cuerpo la Comisión
española del Congreso por la Libertad de la Cultura, organización que financia
la reunión de La Ametlla, cuyos preparativos fueron, más o menos los que
siguen:
En
febrero de 1964, el secretario de la Comisión, Pablo Martí Zaro, escribe a
Marià Manent, para comenzar a organizar la reunión del Coloquio Cataluña-Castilla.
El intercambio epistolar acabará situando como organizadores a Manent por la
parte catalana y a Pedro Lain por la castellana. En este último caso, los
primeros en ser propuestos para participar –carta de Martí Zaro a Manent del 4
de abril de 1964 tras su reunión con Lain- son: Ruiz Giménez, Sampedro, Artola,
Lain, Aranguren y Ridruejo[5]. Mientras
se perfila la selección de personalidades, los primeros catalanes en ser
seleccionados son: Jordi Rubió, Antonio María Badia y Margarit, Rafael Tasis y Jordi
Carbonell, y se sopesa la posibilidad de celebrar la reunión en un hotel de Sitges.
El
31 de julio, Joaquín Ruiz Giménez escribe a Martí Zaro[6] y
le aconseja lo siguiente, acaso con la intención de que la línea democristiana que
él representaba –durante el XVII Congreso de Pax Romana celebrado en septiembre
de 1939 en Washington fue nombrado Presidente Internacional- no se viera
excluida de la organización:
Convendría que el Coloquio no
apareciese directamente vinculado al Congreso por la Libertad de la Cultura,
sino que se movieran en una órbita mucho más amplia y que cooperaran a ello
otras tendencias y sectores de Cataluña y Castilla.
Sugiere
también la inclusión de nombres como: Menéndez Pidal, Rafael Lapesa, José María
Valverde, Luis Rosales, Maravall, Díez del Corral y Truyol. Por la parte
catalana, recomienda invitar al financiero católico Félix Millet Maristany y al
filólogo y ex miembro del Tercio de Montserrat, Martín de Riquer. También propone que el
coloquio se celebre en un ámbito más piadoso: el Monasterio de Poblet.
Pese
a todo, un mes más tarde –carta de Ruiz-Giménez a Martí Zaro fechada en Madrid
el 31 de agosto de 1964-, el ex Ministro de Educación, ahora volcado en su
revista Cuadernos para el Diálogo, le
comunica que debe partir hacia Alemania «invitado por los católicos de aquella
Nación para hablar a nuestros obreros españoles en Stuttgart», viaje del que
regresará para preparar los exámenes de la Universidad. Ruiz-Giménez confirmará
su definitiva ausencia del Coloquio en una carta escrita el 28 de noviembre, a
su vuelta de una estancia de tres semanas en Roma, si bien manifiesta su:
«plena adhesión al noble propósito de intensificar la comprensión recíproca y
el diálogo entre hombres de Cataluña y de Castilla, y contribuir a la defensa y
al cultivo de los comunes valores espirituales». Añadiendo lo siguiente: «A mi
modesto juicio ese esfuerzo ha de hacerse sin enfeudarlo en ninguna actitud
política de grupo o de partido, puesto que está por encima de las contingencias
políticas».
En
septiembre, Martí Zaro viajará a Barcelona para ir concretando aspectos
organizativos. Por Castilla se elige a: Chueca Goitia, Tierno, Lain, Aranguren,
Ruiz Giménez, Artola y Maravall, con Brú, Valdeavellano y Buero Vallejo como
suplentes. Por Cataluña: Castellet, Gomis, Manent, Carbonell, Millet, Valverde,
Benet, Badia, Tasis y Raventós. Hecha la selección, y al no poder utilizarse,
por razones de agenda, la masía que Alberto Puig tenía próxima a Palamós[7], se
elige la mansión que Félix Millet y Maristany, estrechamente relacionado con
Ruiz Giménez y Lain, posee en La Ametlla del Vallés. A mediados de la década de
los 60, la terna de franquistas transitaba ya por caminos que no pasaron
inadvertidos para los observadores de la situación política española.
Conviene
en este punto, detenerse en Millet, pues, como veremos, su papel no se limitó
al de un generoso anfitrión. Muy al contrario, el fundador de Benéfica Minerva y
Banca Catalana, un par de meses antes de la reunión, publicó en el diario ABC -día 24 de octubre de 1964- un
artículo titulado «Lengua y cultura catalana», en el cual afirma, con evidente
abuso cuantificador, pues pareciera que tal conjunto ignorara el conocimiento
del idioma español, que hay 6 millones de españoles que hablan el catalán antes
de aludir a las manifestaciones que Manuel Fraga, Ministro de Información y
Turismo, había hecho en su pregón de la Feria del Libro de Barcelona de ese
mismo año, en el cual señaló la necesidad de promover la literatura en lengua
catalana negando al uso de las lenguas regionales operatividad política: «La
unidad de la patria no puede verse amenazada por el cultivo del idioma
vernáculo».
Millet
interpretará, en la línea del miembro de la Lliga y posterior benefactor del
Opus Dei, Fernando Valls y Taberner, a la que se acoge, el
catalanismo como un efecto del olvido oficial de la lengua y cultura catalanas.
El empresario presentará al catalán como una lengua española y aludirá a
Menéndez Pelayo y al propio José Antonio Primo de Rivera para dar lustre
castellano a su afirmación.
En
ese artículo se citan otros dos situados en una línea reivindicativa similar. Meses
antes que Millet, en ABC apareció un
artículo de Vicente Gállego Burgos, fundador en 1940 de la revista Mundo, que en 1967 pasó a manos del
miembro del Opus Dei Sebastián Auger posteriormente envuelto en un gran
escándalo tras el cual huiría de España acusa de estafa, a quien el diario
madrileño cede el 12 de marzo su célebre tercera
para dar cabida a su artículo de elocuente título, «Cataluña y la Real Academia
Española», en el cual se pide una mayor presencia de catalanes en tal
institución, medida que debería acompañarse de la entrada en la misma de
«lenguas distintas». También anterior al de Millet es el artículo de Rafael
Calvo Serer: «El Catalanismo Nacional»,
fechado el 18 de junio de 1964, que supone un homenaje del también miembro del
Opus Calvo Serer a Valls, del cual destaca una visión de la Historia de España
«tan llena de hechos diferenciales», expresión que volverá a emplear al
describir una reunión neoyorkina entre catalanes, vascos y valencianos que se
sentían «diferencialmente españoles». A juicio de Calvo Serer, el problema
regionalista/nacionalista, se superará por elevación, disolviéndolo en las
grandes estructuras económicas y culturales.
Tanto
Auger como Calvo Serer tendrán un relevante papel en el establecimiento de
puentes con el PCE, en concreto con Santiago Carrillo. La fotografía de la
Junta Democrática de España ilustrará en 1974 esta relación que se fue
fortaleciendo con el tiempo antes de hacerse pública en París.
Si
el ABC dio cobijo a tales
articulistas, La Vanguardia se hizo
eco de los mismos. El 27 de marzo de 1964 ve la luz un editorial titulado
«Cataluña y la Academia», en la que se elogiaba la incitativa del Ministro Lora
Tamayo, de eliminar la exigencia de residir en Madrid para ingresar en la
Academia. Días más tarde, con la firma de M. aparece la columna titulada
«Lengua española y lenguas españolas» en la cual se afirma el sinsentido de que
las lenguas regionales, españolas evidentemente, se incorporen a una academia
consagrada al español. El autor subraya el común error en el que cae Gállego,
un error, y esto lo decimos nosotros, persistente que es empleado hasta
nuestros días de forma calculada con objetivos ajenos a la filología.
Hechas
esta contextualización, es momento de regresar a los preparativos del coloquio
de La Ametlla. Finalmente, los que concurren en diciembre a la mansión de La
Ametlla son: Badia, Lluc Beltrán, Benet, Castellet, Cuito, Gomis, Hurtado,
Manent, Millet, Raventós, Rubió, Tasis y Valverde, junto a los castellanos
Aranguren, Caro Baroja, Maravall, Martí Zaro y Ridruejo tras las bajas, por
diversos motivos, de Laín –que casua baja por tener que asistir a un tribunal universitario en Salamanca el 5 de diciembre-,
Marías, Chueca, Ruiz-Giménez o Artola. Gil-Robles, Saénz de Bujanda,
Valdeavellano, Garagorri y Vivanco fueron nombres que Martí Zaro consideró,
para desestimarlos después. Algunos de ellos se alojaron en la propia masía,
mientras otros lo hicieron en el hotel del Balneario Blancafort. El presupuesto
del que se dispuso ascendió a 39.815 pesetas, y sirvió para cubrir los
habituales gastos, las cintas magnetofónicas en que se grabó, las flores para
la señora de Millet o el ejemplar de Llengua
i cultura als Països Catalans (Publicacions de l'Abadia de Montserrat)
recién publicado por Badia, que recibieron los participantes.
El
Coloquio arrancó con una larga intervención de Badia mientras que la segunda
jornada la abrió Ridruejo, con un tono más político[8]. A
grandes rasgos se puede decir que los más exaltados de la reunión son los
catalanes más jóvenes: Benet, Carbonell y Castellet, mientras que por la parte
castellana es notoria la asunción de la mayoría de los postulados catalanistas que,
partiendo desde el terreno de la lingüística, se adentran en lo político empleando
subterfugios como el del estado plurinacional o planteando directamente la
secesión, con el modelo federal y europeísta del CLC como trasfondo.
El
discurso de Badia, del que contamos con los apuntes manuscritos que tomó Martí
Zaro, arrancó con el repaso a los hitos más importantes en relación con la
lengua catalana, sus acciones reivindicativas e instituciones destinadas a su
conservación y fomento, comenzando con los juegos florares de 1888, que
contaron con la destacada y políticamente ingenua participación de Menéndez Pelayo.
Después aludió al I Congreso Internacional Llengua Catalana de 1906, en el que
participó Menéndez Pidal, la fundación por Prat de la Riba del Institut de
Estudis Catalans en 1907 e incluso el II Congreso Universitario Catalán de 1918[9].
A
continuación, Badia estableció una maniquea distinción entre dos culturas en
difícil convivencia por «la represión idiomática» y «la represión espiritual»,
no sin señalar un camino: «el normal para aportar algo cultura es que los catalanes
se expresen según lengua y espíritu catalán». En lo concerniente al tratamiento
de lo que él llama «inmigración», también tiene recetas: la asimilación de la
segunda generación, más dificultosa en las ciudades que en campo por el menor
uso urbano del idioma regional.
En
relación con la escuela, por desarrollarse en la «lengua oficial», los efectos
para Badia son nada menos que la «perturbación normal del desarrollo
psicológico niño», peligro ante al que propone una dosificación por edades,
comenzando por emplear la lengua materna en parvulario, medida que allanaría
las, para él, indudables ventajas del bilingüismo, que darán como resultado «hombres
psicológicamente normales».
Si
esta es la presentación de la parte catalana, tan presente, por otra parte, con
tres representantes en el arranque de la Comisión española del Congreso por la
Libertad de la Cultura, los catalanes pondrán sobre la mesa la posibilidad de
un manifiesto favorable a su causa que podría contar con el apoyo del periódico
ABC. El manifiesto, al cabo confeccionado
por católicos –Millet había presidido la organización Jóvenes Cristianos de
Cataluña- pretendía, a su vez, acogerse a la encíclica de Juan XXIII Pacem in terris, en la que se prestaba
especial atención a las minorías étnicas y a sus aspectos culturales, -«que los
gobernantes se consagren a promover con eficacia los valores humanos de dichas
minorías, especialmente en lo tocante a su lengua, cultura, tradiciones,
recursos e iniciativas económicas»- asunto este que los catalanistas católicos,
desde el abad Escarré a las organizaciones seglares, instrumentalizarán. El
texto sirvió para que la Conferencia Episcopal, estableciera que en España las
culturas y lenguas fueran al menos cuatro, con sus respectivas lenguas:
castellano, catalán, gallego, vascuence. En el caso que nos ocupa, entiéndase
el empleo exclusivo del catalán en la liturgia, éste fue ascendente, en el
sentido de que su implantación siguió un camino que partió de las parroquias
rurales a las urbanas[10].
Por el bloque castellano el escurridizo Aranguren
reconocerá el hecho diferencial catalán, llegando a proponer potenciar las
diferencias.
Maravall,
uno de los más moderados, disolverá el «problema catalán» en el «problema
español», que no es otro que la falta de libertad, la propia del franquismo al
que se suman cargas heredadas del pasado
como puedan ser las provenientes del carlismo. Avanzado el debate, antes de
criticar a Sánchez Albornoz por practicar una suerte de «menendezpelayismo» y
reivindicar el pensamiento de Pi y Margall, propondrá:
… evitar en lo posible toda
referencia, que yo creo que hoy resulta ineficaz y hasta perturbadora, a unos
conceptos y hasta a los sentimientos derivados de ellos que, indudablemente, en
nuestro tiempo aparecen erosionados. Es decir, los conceptos no diríamos ya de
soberanía, sino el mismo concepto de nación. Yo confieso que no me gusta nunca
oír ya en estas cosas y en general en muchas otras, la palabra nacional, porque
creo que es una palabra, hoy por hoy, en nuestro momento, más bien perturbadora
en todos los órdenes.
Julio
Caro, muy apreciado por Ridruejo, extenderá el problema más allá del territorio
catalán, haciendo una cerrada defensa del vascuence, más amenazado que el
catalán aunque todavía recuperable. Llega a apuntar la posibilidad de que
Portugal «en un momento más o menos próximo, empiece a pensar en la necesidad
de integrarse en una situación peninsular por causas urgentes de su situación
económica. Fíjense en lo que esto supondría para los países más ricos de la
península.»
Por
la parte catalana, las manifestaciones oscilaron entre la formal suavidad de
Valverde o de Tasis, a la agria irritabilidad de un Benet capaz de afirmar que
Cataluña, sociedad distinta a la española y aún enfrentada con ésta, había sido
ocupada, razón por la cual, como mínimo habría que ir a un estado plurinacional
o separar a Cataluña de él. Castellet, tan destacado dentro de la Comisión,
extenderá el problema lingüístico a vascos y gallegos y se mostrará favorable a
trabajar la franja de edades inferior a los 40 años. Por su parte, Gomis se
plantea la posibilidad de ser catalán sin ser catalanista.
Vayamos
ahora con Ridruejo. Los fragmentos de sus intervenciones que a continuación
reproducimos tendrán la suficiente elocuencia como para que el lector pueda
calibrar en qué posiciones ideológicas se situaba uno de los letristas del Cara al sol a mediados de los años 60.
Su arranque pondrá el énfasis en la Universidad de Barcelona, en la que, a su
parecer, se da «un cierto complejo de colonización» causado por la presencia de
«profesores de habla no catalana». El soriano afirmará entender el «problema
catalán» como «un problema de la vida española». Sin embargo, a medida que el
coloquio avanza, abrazará las posiciones catalanistas con mayor claridad.
… ninguno de los que estamos aquí
tenemos derecho a ignorar que el problema concreto de la pluralidad nacional
del Estado español es un problema de enorme gravedad en cuanto a las
posibilidades de su presentación táctica en una situación básica. Es decir, es
evidente que en un problema de fuerza reactiva tremenda. Por ejemplo y para
hablar claro nos decía Millet antes lo que dos generales del ejército[11]
piensan sobre el asunto. Bueno, estamos en una situación de hecho y es que este
país está ocupado por el ejército español. No Cataluña, Cataluña está ocupada
como territorio enemigo, pero como territorio propio está ocupada la totalidad
del país.
Ridruejo
se muestra cómodo manejando la idea de una España plurinacional que ya tenía
hondas raíces dentro de los ambientes nacionalistas fraccionarios. Su discurso,
atravesado por un indisimulado aventurerismo político, incorporará un recurso
relativamente moderno, el de los Derechos Humanos promulgados poco después del
fin de la II Guerra Mundial:
[…] si nosotros podemos presentar
un problema de derechos humanos violados y presentarlo enérgica intensa y numerosamente
con adscripción de todas las gentes que en el país puedan asentir a algo tan
razonable como eso, es evidente que lo que nosotros tenemos que preparar esa
estrategia con toda celeridad y con toda frialdad. Sin perjuicio de que sepamos
perfectamente a dónde va la aventura. En este sentido creo que también habría
una coincidencia. Hay que agradecerle mucho a Caro que nos haya ilustrado sobre
el vasco; porque evidentemente yo he dado aquí una muestra de ligereza interpretativa
sobre este fenómeno. Y la culpa de esa ligereza interpretativa sobre ese
fenómeno la tiene principalmente D. Miguel de Unamuno. A cada uno su
responsabilidad.
Ridruejo
explicará su evolución ideológica respecto del asunto catalán recordando el
momento en el que conoce el hecho diferencial catalán durante su confinamiento
en tales tierras y empleará una expresión «español inmediato» entendiendo por
tal a alguien incapaz de comprender el complejo problema que envuelve a
Cataluña.
A ese español que se cree español
inmediato y que de pronto se encuentra con que vio no puede serlo, con que eso
de España es problemático y además de problemático es complejo y que además una
cosa que es nacionalismo parcial, la primera impresión que eso le produce es de
incomodidad porque es un obstáculo a su esquema mental.
También
aprovechará la circunstancia para dejar entrever la idea que de España, pero
sobre todo de Castilla, tiene, apoyándose, entre otros, en Menéndez Pidal y apelando
a la revuelta comunera para trazar los perfiles de una Castilla
independentista:
No digo de sea exacta, pero lo
cierto es que hubo una Castilla primaveral -cuya última manifestación pasa por
la Celestina y el Poema de Mio Cid- muy liberal, muy democratizada, en sus
formas internas, muy independentista. Menéndez Pidal ha demostrado que el
primer separatismo lingüista fue el castellano. La parte enemiga del Imperio y
que resistió a Carlos V, independientemente de Valencia, fué Castilla y quien
defendió la tradición austriaca fué Cataluña, a cada uno lo suyo. Bien, lo
cierto es que hay una Castilla posible, postulable, con una mitología nacional más
o menos libertaria, más o menos corporativa, más o menos municipalista y, en
cierto modo, más o menos separatista; y que esa Castilla ha sido grata a
ciertos historiadores que interpretaban la historia para desembocar en un
pensamiento federalista.
De
donde deducirá una consecuencia política a su juicio evidente que deberá contar
con un trabajo previo a cargo de unos intelectuales entre los cuales él se
encuentra:
Aquí vamos a tratar los supuestos
normales para que haya donde tiene que haber una negociación política. Evidentemente
el grupo intelectual tiene que preparar el terreno para que los políticos negocien.
El
«terreno» tendría la forma de un escrito, en el que colaborarían él mismo y
Aranguren, y que sería útil del siguiente modo:
Creo que entonces habría que
comenzar por requerir la firma de las personas objetivamente prestigiosas
(Menéndez Pidal, Aleixandre, Laín). Inmediatamente después recabaríamos unas
cuantas firmas de la derecha, y llamo a la derecha en este caso no a la derecha
genuina, sino a10 Pemanes, a algunas personas del Opus incluso, en fin, a
personas que estén en zonas próximas al Régimen. E inmediatamente después
firmaríamos unas cuantas personas de lo que podríamos llamar en términos
relativos la izquierda…
Por
último, Ridruejo lanza una idea; la creación de «una especie de Instituto para
el estudio del pluralismo español», algo que dará como fruto el diseño de una
Asociación de Culturas Peninsulares –la palabra «españolas» se omite
cuidadosamente- que debería tener centros en Madrid, Castilla-León (con
Extremadura), País Vasco, Asturias, Cataluña, Mallorca, Valencia, Galicia, Andalucía
y eventualmente Canarias y de las que el centro de madrileño sería el foco de
convergencia de una tal federación.
El
Coloquio lo cerrará Pablo Martí Zaro haciendo un balance positivo del mismo.
Martí Zaro, que emplea la expresión «nacionalidad catalana», pedirá eludir en
lo posible el tono político y, sobre todo, el término «imperialismo», pues a su
juicio:
La nacionalidad catalana y otras
nacionalidades se sienten oprimidas por esta concepción unitaria de la
península. Pero esto realmente no es un imperialismo, esto es el fenómeno que
se da en todos los estados europeos…
Lo
cual no será obstáculo para adherirse a las tesis de Benet sobre la lucha de
pueblos e incluso incorporar el término etnia en una de sus intervenciones: «Yo
salvo la mejor opinión de los que están presentes, difiero un poco de la
propuesta que ha formulado Ridruejo en el sentido de incorporar ya a la próxima
reunión representantes de otras etnias». Paralelamente a sus afirmaciones,
pondrá sobre la mesa propuestas como la de Fernando Sáenz de Bujanda, hombre
cercano a Julián Marías y Joaquín Garrigues[12], quien
se comprometió a hacer un estudio monográfico sobre la política fiscal y la
administración provincial.
Junto
a los proyectos antes citados, también se acordó desarrollar estudios
sociológicos del lenguaje para conocer la realidad de la situación de las
lenguas en Cataluña, a lo que se acompañará la petición de Badia de proveer de una
bolsa de libros para desarrollar tales trabajos. El propio Badia, junto a Baroja,
se comprometió a preparar una investigación de antropología social que sirviera
como base de un Instituto para el estudio de la pluralidad española.
Por
último, se acordó organizar regularmente conferencias hechas por catalanes en
Madrid y otras ciudades «de lengua castellana», y poner en marcha proyectos que
pudieran favorecer la traducción al castellano de libros en catalán e
igualmente en el terreno de la crítica. También se apostó por el mantenimiento
de estrechos lazos entre los grupos castellano y catalán, comenzando por una
reunión en Madrid en primavera y se consideró la necesidad de incorporar a los
coloquios a vascos y gallegos.
Como
detalle curioso está la solicitud al CLC de dos ejemplares de La democracia en América, de Tocqueville
y uno de La Europa de las Etnias
-acaso el título inspiró las palabras de Martí Zaro- de Guy Heraud, editado por
Presses d`Europe.
Hay
que añadir que el entusiasmo con que salieron gentes como Manent del Coloquio,
contrasta con la cierta preocupación que Marías le transmite a Martí Zaro, de
la cual se habla en una carta que éste dirige a Pierre Emmanuel el 14 de
diciembre de 1964[13]
Pablo Martí
Zaro
Apartado
13.175 Madrid
Madrid le
14 Décembre, 1.964
M. Pierre
Emmanuel
61, rue de
Varenne
Paris VII. —
Cher Ami,
Mon
entretien avec Julian Marías a eu lieu cet après-midi. Comme d´habitude la
conversation a été très cordiale. Il s'interesse toujours très serieusement à
nos activités. Je lui ai fait une discrète allusion à la lettre qu'il vous a
adressée. Il a repris tout de suite le fil de cette lettre et m'a parlé en
termes très généraux des griefs qu'il a, à l'encontre du Cónité. D'après ce
qu'il ma dit, ce n'est rien de bien important. I'l s'agit, d'une part, de cette
espèce de bloc que les membres catalans forment en face des membres non catalans
et qu'il voudrait voir se dissoudre, et d' autre part du manque de tension polémique
à l'interieur du Comité. Je l'ai invité, une fois de plus, à expliciter ses
discrepances et ses critiques dans nos réunions et à prendre une part plus
active dans toutes les initiatives et prises de décission du Comité. Il a acquiescé
à tout ce que je lui ai dit et m'a exprimé de nouveau son adhesion inconditionée
à notre entreprise. Après´quoi je l´ai informé sur les résultats de la rencontre
Catalogne-Castille, et il s'est engagé à assister au prochain colloque. Nous
avons parlé aussi du Programe d'Activitas pour 1.965, et il s´est mostré enormement
interessé aux differentes possibilités d'action culturelle que je lui ai
presentée. Mon impression, en somme, c'est que ríen n'a changé chez M. Marías
par rapport à nous, et qu'il continuara à´être un membre loyal et inconditionel
de notre Comité.
Bien
cordialement, votre ami,
En
cualquier caso, la celebración del Coloquio barcelonés fue el inicio de una
serie de encuentros interregionales que se fueron desarrollando en diversos
escenarios, comenzando por el celebrado un año más tarde en la casa toledana de
Chueca Goitia, al que se sumó un mayor número de integrantes, entre ellos,
algunos de los que no comparecieron en Barcelona, probablemente ya
tranquilizados tras comprobar la segura viabilidad de tales reuniones.
Por
su parte, la masía de Millet, cuya figura fue glosada por Albert Manent en Fèlix Millet i Maristany: líder cristià,
financer, mecenes catalanista (Ed. Proa, Barcelona 2003), sirvió para
establecer otro tipo de contactos de más concreto y local alcance. La finca se
convirtió en un lugar de encuentro para las diferentes familias del catalanismo
en las que tanto peso tuvieron empresarios y banqueros, como pone de relieve
Manuel Sacristán en un informe –firmado bajo el nombre de Ricardo- elaborado a finales de enero de 1966, y en el que se da
cuenta de una reciente reunión mantenida por gentes como Pujol, Benet o Carulla,
que daba continuidad a toda una serie en la que participaron Castellet,
Bohigas, Carbonell, etc. En dichos encuentros discretos, a los cuales no se
invitó a representantes del PSUC o el MSC, se diseñó el panorama político
futuro de Cataluña sin descuidar el relevante campo de la cultura, hasta el
punto de plantear ayudas a los intelectuales que acabarían por convertirse en
orgánicos al incorporarse a instituciones diseñadas ad hoc.
Por
lo que respecta a los protagonistas de la reunión de 1964, el CLC, en su
versión española, se ocupó de recompensar sus esfuerzos. Tras la entrega del
premio de 1964 a Julio Caro, un año después, el 5 de noviembre de 1965, el
jurado decide otorgar el Premio de los Escritores Europeos, instituido por la
editorial Ínsula y por el propio Comité d´Ecrivains et d´editeurs pour une
entra´aide europeenne a Maravall por su obra El mundo social de La Celestina, galardón dotado con 15.000 pesetas.
Más
allá de los premios y los escenarios de los coloquios, éstos tuvieron
indudables efectos políticos, pues es evidente que muchos de los materiales
constitutivos de la España postfranquista cristalizaron en tales ambientes.
Medio siglo después, las intervenciones de La Ametlla continúan siendo útiles
para los ideólogos catalanistas que consagran sus vidas, con un importante respaldo
oficial y editorial, a elaborar una alucinada memoria histórica catalanista
capaz de presentar como heroicos y clandestinos a los distinguidos inquilinos
de palacetes que tan buenas relaciones tenían con importantes personalidades
del franquismo.
Los
servicios prestados a la causa de la España autonómica y su correlato separatista
fueron generosamente recompensados por las instituciones oficiales. Sirvan de
ilustración los siguientes datos:
Benet
fue el senador más votado -1,3 millones de sufragios- de toda España en 1977.
En 1985 fue nombrado director del Centro de Historia Contemporánea de Cataluña.
En el año 2000 recibe la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña.
Carbonell,
director de la Gran Enciclopedia Catalana, fue impulsor en 1979 de
Nacionalistes d'Esquerra y posteriormente Presidente de Esquerra Republicana de
Catalunya, recibiendo la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña.
Badía
Margarit fue Rector de la Universidad de Barcelona entre 1978 y 1986. En 2010
apoyará la asamblea independentista Reagrupament y Solidaridat Catalana per la
Independència.
Castellet
también recibirá, entre otros muchos galardones, su pertinente Medalla de Oro
de la Generalidad de Cataluña.
Raventós
fue el primer secretario del PSC, embajador de España en Francia y Presidente
del Parlamento de Cataluña. También recibió la Medalla de Oro de la Generalidad
de Cataluña, a título póstumo.
[1] Hemos tomado los datos que
siguen de la publicación: I Congreso de
la Poesía. Cursos para extranjeros de Segovia, Estudios Segovianos, Tomo
IV, Segovia 1952.
[2] Véase Penella, Manuel, Dionisio Ridruejo. Biografía, RBA, Barcelona
2013, pp. 338-339.
[3] Penella, Manuel, Dionisio Ridruejo. Biografía, RBA, Barcelona
2013, p. 346.
[4] En 1964, editado por Fontanella,
aparecerá el libro de Sergio Vilar, Manifiesto
sobre arte y libertad. Encuesta entre los intelectuales y artistas españoles
(Las Américas Publishing Co., New York 1962; y Editorial Fontanella, Barcelona
1964), elaborado entre el 1 de abril de 1961 y el mismo día del año siguiente.
En el libro aparecen muchos de los que comparecerán en La Ametlla.
[5] Jordi Amat, Els coloquios Cataluña-Castilla, 1964- 1971: debat sobre el model de
l´Espanya democrática, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, Barcelona
2010, p. 28.
[6] Jordi Amat, Els coloquios Cataluña-Castilla, 1964- 1971: debat sobre el model de
l´Espanya democrática, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, Barcelona
2010, p. 30.
[7] Carta de Pablo Martí Zaro a
Roscelyne Chenu fechada en Madrid el 30 de septiembre de 1964.
[8] Las intervenciones pueden
consultarse en http://filosofia.org/mon/cul/clc_a64.htm
[9] Como complemento a estos
acontecimientos e instituciones, sugerimos la lectura de la entrada: El Presupuesto Extraordinario de Cultura
y la Institución de Cultura Popular
(1908) del Ayuntamiento de Barcelona, incluida en el Proyecto de Filosofía en
Español: http://filosofia.org/mon/cul/pecbarna.htm
[10] Para ampliar esta información,
consúltese la entrada dedicada a Ramón Piñeiro confeccionada por Gustavo Bueno
Sánchez en el Proyecto de Filosofía en Español: http://www.filosofia.org/ave/001/a072.htm
[11] Uno de ellos es Agustín Muñoz
Grandes, quien estuvo al frente de la 250ª División de Voluntarios españoles, o
División Azul. Como es sabido Ridruejo estuvo a sus órdenes en el frente
antisoviético.
[12] Sáenz de Bujanda dirigió el
Seminario de Derecho Tributario que organizó la Sociedad de Estudios y
Publicaciones con la ayuda de la Fundación Ford.
[13] Archivo personal de Pablo Martí
Zaro custodiado en la Fundación Pablo Iglesias.
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