Libertad Digital 27/12/2018:
https://www.clublibertaddigital.com/ideas/sala-lectura/2018-12-27/ivan-velez-guinea-ecuatorial-1968-2018-independencia-y-neocolonialismo-86812/
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Guinea
Ecuatorial (1968-2018). Independencia y neocolonialismo
Hace medio siglo, el editorial del
número de noviembre de 1968 de la revista Mundo
Negro, escrito por el padre Romeo Ballán, misionero comboniano, incluía el
siguiente párrafo:
«Con la independencia de Guinea
Ecuatorial, España ha vuelto con nostalgia y orgullo a esos acostumbrados
menesteres de alumbrar naciones. La última ha visto la luz en una fecha
señalada, 12 de octubre, día de la Hispanidad, fiesta de la raza bajo el patronazgo
de la Virgen del Pilar. Guinea Ecuatorial hace el número veinticinco en la
comunidad espiritual y cultural interhispánica de naciones que siguen rezando
al mismo Dios en el mismo idioma».
Ocho años después, con motivo de la
firma de la Declaración universal de los derechos de los pueblos, hecha pública
en Argel en la muy norteamericana fecha del 4 de julio de 1976, Cruz Melchor
Eya Nchama y Gustavo Bueno Sánchez, que se conocieron durante aquellas
jornadas, dieron comienzo a una amistad que se mantiene más de cuatro décadas
después. Tan prolongada relación propició que este año los viejos amigos
mantuvieran una larga conversación
que, después de un excelente trabajo de edición de Alberto Esteban, ha dado
cuerpo al libro Cincuenta aniversario de la
independencia de Guinea Ecuatorial. 12 de octubre 1968 - 12 de octubre 2018
(Ed. Pentalfa, Oviedo 2018). A lo largo de más de trescientas páginas,
enriquecidas por un prolijo aparato documental, Cruz Melchor Eya Nchama reconstruye la Historia de
Guinea Ecuatorial, desde los tiempos en los que su territorio estaba controlado
por la poderosa nación Fang, hasta una actualidad marcada por el poder omnímodo
y despótico de Teodoro Obiang.
Nacido en 1945 en el pueblo de
Kukumankok, Eya Nchama muestra de qué modo muchos guineanos, en este caso sus
propios padres, dejaron atrás las genealógicas estructuras tribales para, por
la vía de la religión y de la incorporación a las instituciones hispanas, ir
creando las condiciones que permitieron la tardía emancipación de Guinea. De
hecho, cuando Cruz Melchor era un niño, en Guinea convivían colonos,
emancipados plenos y emancipados limitados, situación que comenzó a cambiar
después de la promulgación una serie de leyes que transformaron aquel enclave,
primero esclavista, luego colonial y siempre codiciado por sus valiosos
recursos naturales. Nadie mejor que Cruz Melchor, marcado en su adolescencia por
la impronta de la Organización Juvenil Española y dedicado durante toda su vida
al activismo político, para reconstruir estos últimos cincuenta años de
relaciones hispano-guineanas, aniversario al que apenas se ha prestado atención
en este año que se cierra. Con acceso a ciertas personalidades –Olof Palme,
Nelson Mandela- ya algunos de los escenarios en los que se toman las más
trascendentales decisiones, el testimonio de Eya Nchama resulta especialmente
valioso.
Por lo que respecta al proceso
emancipatorio, Cruz Melchor va desgranando todo el aparato legal que, desde los
años posteriores a la II Guerra Mundial, acompañó a la sociedad ecuatoguineana,
con especial atención al dossier
Trevijano elaborado por la Alianza
Nacional de Restauración Democrática (ANRD), fundada en 1974 con estatutos en
francés y personalidad jurídica suiza. Gracias a la ANRD, a la que él
perteneció, se destaparon las actividades desarrolladas por Antonio
García-Trevijano, desvelamiento que erosionó las estructuras de la Junta
Democrática, en la que, junto a Santiago Carrillo, destacaba la figura del
jurista granadino. En el dossier se
expusieron las actividades de García-Trevijano desde finales de 1967, dentro de
un ambiente en el que también estuvieron involucrados José María Castiella y
Luis Carrero Blanco, accionista mayoritario de la Compañía Nacional de
Colonización Africana, entidad ligada al Banco Exterior de España, con sede en
Tarragona, dedicada a la explotación forestal y ganadera, y al cultivo de café.
Según se narra, Carrero Blanco consideraba a Guinea una especie de finca
privada, hasta el punto de cobrar cinco pesetas por cada kilo de café y cacao
vendido en España. Estas circunstancias explican el hecho de que pretendiera una
independencia asociada a España o, en su defecto, mantener el control sobre
Fernando Poo. Cruz Melchor llega a afirmar que el santanderino estaba muy
impresionado «con cómo la minoría blanca sudafricana había impuesto el sistema
de apartheid no sólo en África del Sur sino también en Rodesia del Sur (actual
Zimbabwe) y estaba casi seguro de que él podía hacer lo mismo en Guinea
Ecuatorial». Ante la posibilidad de perder tan suculento negocio, don Luis
amenazó con bloquear Guinea económicamente, algo que en realidad ocurrió tras
la independencia, pues el país quedó emancipado, pero descapitalizado, después
de la trevijanizante llegada de Francisco Paesa a la dirección del Banco
Central guineano. Los intereses de Carrero chocaban con los de Trevijano, titular
de un pasaporte diplomático ecuatoguineano. Prueba de ello es el hecho de que
este último emprendió una gira europea que le llevó a visitar la Bolsa de café
y cacao de Londres, el Círculo de la venta de Maderas en París, la Cámara de
Comercio de Hamburgo y la sede de Nestlé en Suiza, para ofrecer abrir otras
vías a esos productos.
Más allá de las pugnas personales,
definitivamente canceladas el 20 de diciembre de 1973, después del atentado que
acabó con la vida de Carrero, el daño causado al sector trevijanista obró a
favor del PSOE felipista que, una vez alcanzado el poder, se olvidó de sus
antiguos compañeros de viaje. Las frecuentes visitas de Zapatero, Moratinos y
Bono a la Guinea Ecuatorial de Obiang son el único y oscuro resultado de
aquella vieja convergencia tras la cual accedió al poder Francisco Macías, a
cuya sombra siempre operó Trevijano, redactor de una constitución federalizante
que sirvió, debidamente modificada, para perpetuar al tío del actual, empleamos
la fórmula cruzmelchoriana, «presidente de facto», Teodoro Obiang, antiguo estudiante
en la academia militar de Zaragoza en la que alcanzó el grado de alférez. Fue
durante el mandato de Macías, ultimado tras su condena a muerte, cuando
cristalizó la organización Juventud en Marcha, que dio inicio a un régimen
marcado por la violencia, la represión e incluso el asesinato de cualquier
disidente. Una realidad de la que apenas se supo en España pues, dentro de lo que
Cruz Melchor no duda en calificar como connivencia entre Franco y Macías, la
información relativa a Guinea Ecuatorial se
declaró materia reservada. Llama también la atención un detalle incluido en la
larga conversación: la búsqueda, por parte de Macías, de ciertas sintonías
ideológicas dentro del contexto marcado por la Guerra Fría. En un gesto
puramente efectista, el Partido Único Nacional (PUN), añadió una oportunista T,
de trabajadores, con la que Macías, ignorante de los rudimentos del marxismo, trató
de establecer lazos con Cuba y la U.R.S.S.
Si las relaciones entre España y
Guinea son del máximo interés, incluyendo las actuales, siempre sujetas a un
perfil bajo y, aparentemente, particularista, no es menor el que tiene que ver
con el neocolonialismo que afecta a gran parte del continente africano. Dentro
de esta estrategia fundamentalmente extractiva de materias, juega un importante
papel la implantación del Franco de las Colonias Francesas de África, el franco
CFA, que sigue circulando y embridando a una serie de naciones africanas que
todavía orbitan alrededor del poder financiero parisino. Dentro de tan complejo
tablero, en el que también juegan potencias norteamericanas, centroeuropeas y,
por supuesto, China, España, a la luz de las palabras de Cruz Melchor Nya
Nchama, permanece ausente, dando la espalda no sólo a importantes posibilidades
económicas sino, incluso a las responsabilidades históricas que la
supervivencia del idioma español en el Golfo de Guinea, se encargan de recordarnos.
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