Libertad Digital 24 de octubre de 2019, https://www.clublibertaddigital.com/ideas/sala-lectura/2019-10-24/ivan-velez-educar-en-la-mentira-cataluna-89085/
Educar en la mentira
No es la primera vez
que Pedro Antonio Heras Caballero aborda el análisis del adoctrinamiento en el
odio a España que se practica en determinadas, cada vez más, instancias
educativas españolas. En la ya extensa producción ensayística del cordobés
figuran títulos como La España raptada.
La formación del espíritu nacionalista o Por la educación hacia la independencia. La (de)formación en la
escuelas de Cataluña y el País Vasco, obras que suponen un giro respecto de
otros libros suyos como La oposición al
franquismo en las comarcas de Tarragona. 1939-1977. A Tarragona, lugar en
el que ha desarrollado su carrera docente, ha dedicado Heras otros trabajos
ajenos a la temática de Educar en la
mentira. Adoctrinamiento y manipulación en las aulas de Cataluña y el País
Vasco, libro que recientemente ha aparecido dentro del catálogo de
Almuzara.
Por innecesario, pues su contenido
es plenamente revelador, Educar en la
mentira carece de un capítulo específico de conclusiones. La crítica
ejercida por su autor a propósito de lo que el subtítulo denuncia, el
adoctrinamiento y la manipulación de los estudiantes en las dos regiones españolas
que pugnan por alcanzar un mayor grado de hispanofobia, domina toda la obra y
se hace visible gracias al cotejo, exhaustivo, de lo enseñado en las escuelas y
de lo que realmente ocurrió en el pasado. Un pasado que tiene, como incierto
punto de arranque, nada menos que la Prehistoria, época sobre la que en las
aulas catalanas, pues al bloque catalán, análogo al vascongado, dedicamos esta
reseña, no se proyectan términos geográficos –la Península Ibérica- sino otro
de nítida coloración política: Cataluña. Fue a esa Cataluña a la que llegaron
los romanos, con los que llegó el latín vulgar, que se asentó en las costas del
Mediterráneo por las que transitaban mercaderes y legionarios, mientras «en el
interior de la Península se transmitirá el latín culto que hablaban los
funcionarios romanos. Por eso las tierras con menos presencia popular tuvieron
un desarrollo más alejado del latín». La ruptura milenaria entre Cataluña y el centro
de la Península, estaría ya prefigurada al menos en el terreno lingüístico.
Si estas fases temporales son objeto
de interés en los libros de texto catalanes, no ocurre lo mismo con los
periodos dominados por visigodos y árabes, a los que se presta muy escasa
atención. Aunque el actual territorio de Cataluña albergó ciudades visigodas
tan importantes como Barcelona, Lérida o la Tarragona donde murió san Hermenegildo,
los redactores de la doctrina dan un salto histórico que les permite llegar al
terreno donde mejor funcionan sus mitos fundacionales: la Marca Hispánica
establecida por Carlomagno. Lo sorprendente a propósito del hito fundacional
carolingio es el hecho de que en un libro se le pregunte al alumno el motivo
por el cual «penetraron en territorio catalán los guerreros francos»… Pese a
semejante paradoja, la de unos fundadores que llegan ya a un territorio ya fundado
y dotado de personalidad propia, el tiempo, corto históricamente, marcado por
Carlo Magno, ocupa gran espacio en los manuales y sirve como antesala a la
aparición en escena de Wifredo el Velloso, muerto en 879 y considerado el
fundador de la dinastía catalana (sic). De este modo se abre la pretendida
historia milenaria de Cataluña. Sobre tan débiles cimientos historiográficos,
los educadores están en disposición de proceder al ejercicio confuso y
falsificador de la así llamada Corona catalano-aragonesa, maniobra en la cual
juega un importante papel, no el inexistente conde de Cataluña, sino el de
Barcelona. Heras recuerda oportunamente que los de Pallars Soberano, Pallars
Jussá, Rosellón Ampurias y Urgell, fueron condes coetáneos del barcelonés. En
el caso del último, huelga decir el importante papel que jugó en el Compromiso
de Caspe que entronizó a Fernando de Trastámara, hecho calificado como «fatídico
para el país». La fantasiosa y sedicente Corona catalano-aragonesa aparece en
la página 34 ilustrada, con evidente exceso cartográfico, en un mapa que se
distribuyó oficialmente en centros de enseñanza para uso de alumnos y
profesores.
La, al decir de Heras, guerra civil
catalana ocurrida entre 1462 y 1472 resulta de difícil análisis o
ideologización por parte de los amanuenses del credo nacionalista catalán, pues
en ellas se produce un choque entre las sacrosantas instituciones catalanas, y
ello a pesar de la contaminación propiciada por la llegada del de Antequera, y
los no menos catalanes menestrales que se rebelaron. Un poco más adelante, en
sintonía con la ensoñación catalano-aragonesa, Heras reproduce textos en los
cuales la unión entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, lo es, bien
que de manera diferenciada, entre España y… Cataluña. Son precisamente esos
reyes los que permiten el despliegue de una visión netamente negrolegendaria,
la arrojada sobre el descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo. Descrita como
una auténtica devastación de unas tierras material y culturalmente muy ricas,
la atribución de la misma recae, en exclusiva, sobre los castellanos.
Si todos estos periodos históricos
son fértiles para la propaganda catalanista, el éxtasis llega cuando se aborda
la Guerra de Sucesión, teatro principal de la farsa historiográfica en la que
cumple un extravagante, por falsificado, papel, Rafael de Casanova, a menudo
representado por el cuadro de Estruch, La
batalla del 11 de septiembre, óleo de principios del XX en el que aparece
herido junto al pendón de Santa Eulalia. Como es de prever, la legislación de
Nueva Planta es interpretada como una agresión extranjera, española. A esta
guerra le sucederá, un siglo más tarde, la de la Independencia, del Francés
según una particular visión que interpreta la independencia como exclusivamente
catalana, en ningún caso española. Tras las guerras carlistas, el siguiente
conflicto bélico, la Guerra de Cuba, supone un verdadero quebradero de cabeza,
pues es sabido que el mayor número de voluntarios lo hizo tocado por la
barretina. Sin embargo, nada se pone por delante de los propagandistas de la
causa cuatribarrada que, en una maniobra de distracción, enfatiza el ambiente
de pesimismo que envolvió a España tras aquella derrota caribeña.
Es en el tramo final, el dedicado al
tiempo más reciente, donde la carga ideológica es más profunda. Macià, el Estat
Catalá, el Estatuto segundorrepublicano y Companys, son el trampolín perfecto para,
sortenando las complicidades de muchos catalanes con la causa franquista,
acceder a los días de hoy, abiertos, en lo que respecta a un consentido plan de
desespañolización de los catalanes, por Jordi Pujol, principal constructor de
este gran aparato embrutecedor que opera en las aulas para producir españoles
enfermos dispuestos a dejarse arrastrar por tsunamis de odio a España.
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