Libertad Digital, 12 de marzo de 2020:
https://www.clublibertaddigital.com/ideas/tribuna/2020-03-12/ivan-velez-en-la-muerte-de-jose-jimenez-lozano-90185/
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En
la muerte de José Jiménez Lozano
Conocí en
persona a José Jiménez Lozano el día 28 de febrero de 2015 gracias a Fernando
López Laso. Antes de que se perdiera en la noche, que con tan bella expresión
cerró en su día Gabriel Albiac, también frecuentador del escritor nacido en
Langa, la necrológica del amigo Fernando, pudimos disfrutar de su hospitalidad
en Alcazarén. En aquella casa aislada se acumulaba toda una vida consagrada al
cultivo de todos los géneros literarios, que culminó, en lo que a
reconocimiento oficial se refiere, con la concesión del Premio de Literatura en
Lengua Castellana Miguel de Cervantes, en el aznariano año de 2002,
circunstancia que no pocos plumíferos cainitas se encargaron de subrayar.
El premio venía a coronar una larga
trayectoria periodística que se había iniciado en El Norte de Castilla, en cuyas páginas, y a la sombra de Miguel
Delibes, comenzó a aparecer don José en 1956, circunstancia que no impidió que
su nombre figurara con cierta frecuencia en el tardofranquista El País, pero también en ABC y La Razón. Nada de eso, tampoco sus colaboraciones en la revista Destino, me habían llevado a Valladolid.
El propósito del viaje tenía que ver con la aparición de su nombre en los
archivos de Pablo Martí Zaro, figura relevante dentro del Comité español del
Congreso por la Libertad de la Cultura. En efecto, dentro de la documentación
depositada en la Fundación Pablo Iglesias, figuraban una serie de apuntes
referidos a quien en aquel entonces respondía al siguiente perfil: «Licenciado
en Derecho. Estudios superiores de Filosofía, título de Periodista, colaborador
en El Norte de Castilla, La Gaceta del Norte, revistas universitarias y de
carácter nacional. Actividades de investigación en el Seminario de Historia de
Simancas. Traductor de Editorial Fax». En sus apuntes, Martí Zaro dedicó a Jiménez
Lozano un par de páginas en las que detallaba el libro que aquella
organización, financiada por la Fundación Ford, burladero tras el cual se
apostaba la CIA, pretendía financiar dentro de su programa de bolsas de libros.
El libro proyectado para ser publicado en 1963 y dotado con 4.000 francos
franceses, llevaba por título, Panorama
del anticlericalismo español, embrión de Meditación española
sobre la libertad religiosa (Ed.
Destino, Barcelona 1966), obra en la cual, Jiménez Lozano, corresponsal de su
diario en el Concilio Vaticano II, abordó el cambiante panorama religioso que
se instaló en el tiempo postconciliar.
Su preocupación por la cuestión
religiosa le acompañó toda su vida, desde aquel Nosotros los judíos, que vio la luz en 1961 y, de hecho fue la vía
por medio de la cual, Julián Marías mediante, contactó con comité aludido. Congregadas
bajo el común denominador católico y anticomunista del momento, una serie de figuras,
entre ellas la del hoy finado, convivieron durante un tiempo, antes de que las
divergencias en materia política se hicieran patentes, como se puede advertir
en este fragmento de nuestra conversación:
– IV: Y Pujol, ¿cómo era entonces?
– JJL: Hombre, Pujol nos parecía un
tío inteligente. Hombre, yo no pensé que eso de Cataluña tampoco me lo podía
tomar en serio, porque los catalanes que yo conocía no eran... Eran normales.
Luego ya más adelante, ya empezaron con las... Yo conocí a un catalán que se
llamaba... El padre de Luis Carandell, y a este otro que se llamaba Serrahima,
que llegó a ser conseller, me parece.
Tuve mucha amistad con él. Me acuerdo que una de las veces, la primera vez que
fui... Él vivía en Sarriá. Y entonces, pues yo, la primera vez que vas a
Sarriá, vi un portal así más... me metí allí... y ya estaban con calzón corto:
« ¡Uy! estos demócratas cristianos». Y me dijo: «Se ha equivocado usted, esos
son los proletarios»... Estaban el señor Vargas Llosa y García Márquez, que
estaban ahí bien pagados. No, estos por la CIA no, estaban pagados y tenían un
portero con un coche.
– IV: ¿Y a Josep Benet lo conoció?
– JJL: No. Eso..., Trapiello me
hubiera enemistado con él, porque siempre me oponía a Benet.
– IV: No, no, me refería a Josep Benet,
el catalán.
– JJL: ¿A Josep? Sí, sí, a Josep
Benet, sí. Hombre, era un tipo... No era separatista... Yo he pasado mucho
miedo con estos separatistas, porque una de las reuniones que hubo... Yo no sé,
esta no, una de las reuniones, esta era... que juré no volver a Montserrat en
la vida. Esta fue en Montserrat. La primera bobada que me dijeron fue que si
quería ocupar la habitación del presidente Azaña, y digo: «Pues no» (Risas). «
¿Por qué?»; «Porque no, me da igual cualquiera». Bueno, yo veía a la policía
dando vueltas... un miedo espantoso. Y yo le dije a un amigo: «Oye ven a
buscarme», y se reía, y me dijo: «Pero vamos a ver ¿no te ha dicho Gironella
que ahí no pueden entrar?» (Risas).
– IV: Pero Benet sí fue un
separatista, luego, furibundo.
– JJL: No, mejor, porque luego...
¿era separatista a la hora de la verdad Pujol? Pues yo no lo sé. Yo no creo que
la gente sea tan táctica sino que se monta al caballo cuando las cosas están
hechas. Yo no creo que fueran en absoluto.
– IV: Porque Pujol...
– JJL: La prueba es que sus padres,
sus abuelos pensaban lo mismo y no hicieron el... Pero claro, como decía don
Juan Carandell: «Si viene Suárez, llama a vascos y catalanes y les deja sin
respiración, porque les ofrece cien veces más de lo que piden, pues claro, a
ver, tienen ahí un ancho para respirar, para ser separatistas ya...». Pero lo
de la lucha contra Franco entre intelectuales era una cosa de risa
completamente, de risa. Son unos desgraciados, porque luego a mucha gente la
echaron por delante. Como ha pasado siempre, claro. ¿La revolución quién la
hace? Pepito, el de abajo, claro. ¡A ver quién la va a hacer! Unos cobrando y
otros sin cobrar, que es lo malo. Cobrando, todavía...
Sirvan estos datos para completar
la biografía de quien hoy
ha exhalado su último aliento.
1 comentario:
Que en paz descanse.
He leído un par de libros, recopilaciones de artículos, diarios, otro de cuentos.
Hace como dos años le envié este correo que no tuvo respuesta. A mi me parece increíble que un católico asista a la propagación de la mentira satánica.
Estimado señor,
Hace unos años pensé en hacerle llegar mi reacción a cierto texto suyo. Me dio pereza y lo olvidé; lo hago ahora.
Fui lector suyo. Dejé de leerlo no por desinterés, sino por estar ocupado en otras lecturas y asuntos, aunque también por sentirme defraudado.
El asunto que más me enfrió fue su prólogo al libro Otros Mundos, recopilación de artículos de Gabriel Albiac.
Un texto circunstancial. A lo mejor, incluso de circunstancias, pero que, se quiera o no, arropa errores gravísimos, y muy probablemente maliciosos.
El prólogo afirma lo siguiente:
“… las escrituras de Gabriel Albiac no es que sean la honestidad intelectual misma, sino que, tal y como funcionan las cosas en nuestro mundo, ofrecen informaciones absolutamente precisas para entender un discurso, o hasta un hecho, que están por todas las partes interesada e intencionadamente encubiertos, o de todos los modos falseados por las razones que sean…”
No puedo cuadrar esas palabras con la doblez manifiesta de ciertos artículos del libro, que, atacando ciego de furia al catolicismo, equipara en uno de ellos la prohibición del condón al genocidio. No puedo entender que después de eso se considere a Albiac la honradez intelectual misma.
Hay más. En el artículo, La regulación del placer, ese Albiac incapaz de la menor crítica al judaísmo, llega a acusar al catolicismo de practicar la mutilación genital y usa expresiones como “control sacramental de los órganos genitales de sus hembras”. ¿Estaría este señor en sus cabales?
El razonamiento que sigue es delirante. Habla de prácticas de iglesias y mezquitas. No tengo constancia de que se practique en iglesia alguna. Y, si alguna vez se hizo eso, fue contra la doctrina. Santo Tomás es bien claro al respecto: https://radiocristiandad.wordpress.com/2018/09/17/santo-tomas-de-aquino-sobre-la-mutilacion/
Por el contrario, si hablamos de mutilaciones sexuales de motivación religiosa no se pueden pasar por alto las que la sinagoga practica sistemáticamente a todo bebé varón de 8 días.
Me entristece pensar que un católico bien formado dé apoyo a ese odio anticatólico, necesariamente malicioso (el odio), porque hay que descartar la ignorancia.
No puedo entender que hable de “honestidad intelectual misma” y de “informaciones absolutamente precisas”. Me parece escandaloso. No encuentro explicación alguna. En todo caso, creo que sería oportuno desdecirse y advertir al amigo de su ignorancia, muy posiblemente maliciosa.
Lo dejo a su conciencia católica.
Atentamente le saluda
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