Libertad Digital, 11 de junio de 2020:
https://www.clublibertaddigital.com/ideas/tribuna/2020-06-11/ivan-velez-el-sol-voxfobico-sale-por-antequera-90998/
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El sol voxfóbico sale por
Antequera
El pasado 6 de
junio, José Antequera publicó en Diario16.com
un artículo titulado, «Vox
pretende celebrar el quinto centenario de la conquista de México con monumentos
a Hernán Cortés».
El inicio del escrito, interrumpido por la publicidad gubernamental que afirma
que «Salimos más fuertes», muestra el objetivo último, nada ajustado a la
materia historiográfica en cuestión, del director de la revista Gurb:
Vox
va camino de situarse como el partido más ultra de toda Europa. En las últimas
horas, la formación de Santiago Abascal no solo se ha alineado con Donald Trump
en sus políticas supremacistas y en la estrategia de represión contra los manifestantes
que protestan en las calles contra el asesinato de George Floyd a manos de un
policía segregacionista, sino que ha anunciado la presentación de una
iniciativa en el Congreso de los Diputados para que se celebre con actos
oficiales el quinto centenario de la “conquista” de México. Llama la atención que Vox pretenda
relanzar la imagen de la España más imperialista y racial precisamente en este
momento, cuando el pueblo norteamericano resucita el sueño de Luther King y
pelea por los derechos de los negros. Todo apunta a que los ultras españoles
han iniciado una de sus habituales campañas de propaganda política, esta vez en
clave xenófoba para apoyar al apurado jefe yanqui.
El artículo, un ramplón subproducto negrolegendario,
se apoya en una Proposición No de Ley (PNL) registrada en el Congreso de los
Diputados por Francisco José Contreras, diputado por Sevilla; Joaquín Robles,
diputado por Murcia; y Víctor Sánchez del Real, diputado por Badajoz, a los que
quien firma el presente artículo le cupo el honor de asesorar. Antequera
demuestra haber hecho una muy particular lectura de la PNL que le lleva o, por
mejor decir, le sirve de excusa, para establecer una serie de nexos nada
espontáneos. Unas relaciones que afloran entre lo que pretende, sin conseguirlo,
hacer pasar por una crítica del imperio español. «Vox se empeña en convertir la
historia de España en un tebeo de El Jabato para disfrute de mentes simples».
Tal es la ocurrencia con la que se despacha un Antequera que no ha entendido el
preámbulo de la PNL, en el que se condensa una filosofía de la Historia,
deudora de la obra de Gustavo Bueno, que constituye un lenitivo contra las
simplificaciones por él vertidas en la web de Diario16:
Aquellos
hechos supusieron el salto de la presencia española desde las Antillas a Tierra
Firme (excepción hecha del precedente de los asentamientos de Nicuesa, Enciso y
Núñez de Balboa en el Darién, en la Panamá actual); un salto no solo territorial
sino también conceptual, con la superación del “modelo antillano” –más
depredador-extractivo- y el desarrollo del modelo novohispano, que concibe a
América, no como un campo de recursos a disposición de los conquistadores, sino
como una verdadera nueva España que debe integrar a los indígenas y elevarlos a
la civilización y la posibilidad de la salvación, con arreglo a las categorías
religiosas de la época.
De haber
comprendido estas líneas, en las que se contraponen modelos o, por mejor decir,
momentos imperiales, y las que siguen, Antequera no habría podido afirmar que
VOX pretende llevar a cabo «una absurda exaltación de un pasado que fue más
bien negro y sórdido», pues, como se puede comprobar, los excesos cometidos por
nuestros antepasados quedan reconocidos dentro de un texto que repasa la
abundante legislación hispana tendente a proteger a los
naturales, a los que el periodista llama «negros» con un único fin: establecer
paralelismos con la realidad racial yanqui. Nada, ni siquiera la evidentísima
realidad de unas sociedades, las hispanas, marcadas por un mestizaje ya
alentado por la propia Isabel la Católica,
es obstáculo para que Antequera acceda a la previsible estación-término de su
escrito: la identificación del partido de Abascal con Trump, pero también, ¡faltaría
más!, con Franco. El plumilla parece haber desentrañado la metodología voxiana,
siempre del lado de los «blancos», siempre hostil a los «negros». Esta consistiría
en maquillar ciertas figuras y periodos históricos para ser empleados por lo
que denomina «la factoría del novelón histórico de Vox», capaz de ofrecer
bucólicos productos a su clientela, transida de nostalgia imperial.
Sin embargo, en
lo que pretende ser una crítica a posiciones infantiles, Antequera recurre a
argumentos del siguiente jaez: «Sin duda, aquella gente no necesitaba que unos señores blancos
con cascos y arcabuces llegaran de otro mundo, casi de otro planeta como dioses
terribles, para imponer su fe cristiana y su estilo de vida». Una afirmación
pueril, por cuanto quienes habitaban aquellas tierras no era «gente», sino
«gentes», relacionadas por formas de dominación muy distantes del mundo feliz
que se sugiere en el artículo. Unas gentes que practicaban la antropofagia o el
sacrificio humano, y entre las que era común la esclavitud.
Nada hay de nuevo bajo el sol
antequerano, tan sólo una salmodia de lugares comunes y adjetivos,
singularmente el obligado «ultraderechista» que procura la bula de ciertos
sectores ideológicos de nuestra sociedad, con los que nuestro protagonista, al
igual que muchos otros sicofantes, se dirige, con paso firme, a una
preconcebida conclusión para la que Cortés no es sino un pretexto. A su maniqueo
y simplista juicio, el imperialista VOX custodia las esencias de aquellos
insensibles españoles que pisaron América y que comparten con Trump, caudillo
de los «tercios policiales de Minesota», un prisma supremacista. Ambos,
respectivamente, percibirían al indio o al negro como «presas fáciles para la
eterna cacería colonial del hombre blanco». Gratuito desahogo final de quien,
suponemos, tecleó arrodillado esa gavilla de caracteres.
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