Artículo publicado el 3 de noviembre de 2018 en Eldebate.es
https://eldebate.es/politica-de-estado/el-exodo-hispano-20181103
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El
éxodo hispano
Movidos por la necesidad, miles de
hispanos de todas las edades, mayoritariamente hondureños, se dirigen desde
hace semanas a los Estados Unidos, la tierra de las oportunidades. En contraste
con la velocidad ferroviaria de La Bestia,
los integrantes de las diferentes columnas humanas que tratan de huir del
hambre y la violencia, cruzan México auxiliadas por gran parte de una población
que se siente reflejada en esos rostros en los que se mezcla el cansancio y la
ilusión. Aunque el flujo de emigrantes que desde hace décadas buscan la raya
que separa México de los Estados Unidos es constante, la imagen de un grupo tan
numeroso resulta tan novedosa como complicada de gestionar por parte de un
Estado, a menudo calificado como fallido, que, mientras tiene la obligación de
controlar su frontera, sabe que muchos de sus recursos están ligados a la
penetración de parte de su población en la tierra del dólar.
El avance de las columnas plantea el
habitual conflicto entre el plano ético y el político, máxime si se tiene en
cuenta que estas han penetrado en México a través del Estado de Chiapas,
territorio históricamente distinguido por profundas cargas simbólicas que
conciernen a la población indígena. Si la línea que separa México de Guatemala
es plenamente visible en los mapas, las realidades que se viven a ambos lados
del trazo, se parecen, y explican la solidaridad de los chiapanecas. Las
atenciones tributadas por los de Chiapas para con los que han dejado atrás sus
hogares, se atienen a los más estrictos preceptos éticos, incluso a los
marcados por la exhortación bíblica, que
exige dar de comer al hambriento y de beber al sediento. Sin embargo, el
cumplimiento de este mandato ético, choca con la realidad política que
distingue a los seres humanos, que hace de unos hondureños, y de otros
mexicanos. En definitiva, las fronteras delimitan las sociedades políticas y exigen
control. Alarmado por la permeabilidad mostrada por la mexicana, Donald Trump ha
intentado ir al origen geográfico del problema, a las naciones de las que
proceden los emigrantes. Con el propósito de detener la hemorragia migratoria,
Trump ha amenazado con retirar la respiración asistida financiera yanqui que
sostiene a Honduras, Guatemala y El Salvador. A pesar del mensaje lanzado a la
espalda de las columnas, las vanguardias prosiguen hacia una meta en la que se anuncia
una severa advertencia: el arresto y repatriación de todos aquellos que entren
en EE UU ilegalmente, tarea para la que ya se han desplegado 5.200 militares
dentro de la llamada operación Faithful
Patriot.
Mientras Trump mira hacia
Centroamérica y fortalece los bordes de su nación, la Policía Federal mexicana
mantiene un perfil bajo, motivado en gran medida por la transitoria situación
que atraviesa México. El actual presidente Enrique Peña Nieto, vive sus últimos
días de mandato, a la espera de la llegada de su sucesor, Andrés Manuel López
Obrador, aupado al sillón presidencial gracias a un programa de gran carga
social, canalizado a través de MORENA, partido cuyo nombre evoca la tez de la
virgen guadalupana. A menos de un mes para que AMLO acceda a su cargo, hecho
que ocurrirá el 1 de diciembre, las medidas que este adoptaría, parecen una
incógnita que acaso Andrés Manuel preferiría no despejar. Mientras llega ese
momento, Peña Nieto ha impulsado un programa dirigido a los columnistas,
denominado «Estás en tu casa», que ofrece asistencia médica, educación e
incluso trabajo temporal, con la condición de que estos soliciten refugio y
permanezcan en los estados de Oaxaca y Chiapas. Tratando de aumentar el radio
de la ayuda, el Gobierno mexicano ha pedido ayuda a la Organización de Naciones
Unidas.
Más allá del drama personal y
humano, el conflicto planteado por la columna hondureña puede, además,
fortalecer los ya clásicos discursos que separan el mundo hispano del
anglosajón dentro del continente americano. Si la llegada de semejante
colectivo puede servir a Trump para endurecer su argumentario de frontera, el
auxilio a los columnistas, forzados a dejar sus hogares por la rapacidad gringa,
dominadora de las oligarquías políticas y empresariales centroamericanas, suena
como música celestial en determinados oídos receptivos al ideario de AMLO. El
antagonismo señalado hunde sus raíces en el siglo XIX, y sirve para recuperar las
letras que el 30 de Junio de 1856, escribió Facundo Goñi, Ministro
Plenipotenciario español dentro de un informe enviado a Madrid, en el que
relató la reunión mantenida en Guatemala con sus homólogos mexicano y
costarricense. El objeto del encuentro era «tratar acerca de los peligros que
amenázan a Centro-América y en general a todos los Estados hispano-americanos,
y sobre los medios mas conducentes a asegurar su independencia para el
porvenir». En él los ministros le comunicaron «que la invasion cada dia
creciente de los Estados Unidos en el territorio ocupado por los pueblos
hispano-americanos habrá tomado ya todos los caractéres de una lucha entre las
dos razas: que en tal concepto la hispano-americana debía proponerse seriamente
y desde luego la cuestion de su futura existencia y adoptar las medidas
necesarias para su conservacion y comun defensa.
Que por tanto, recordando que el año
1826 a escitacion de Bolívar y por efecto de la guerra de la independencia se
reunió en Panamá un Congreso de Plenipotenciarios de los diferentes Estados
cuyo objeto era la formacion de una liga ofensiva y defensiva, convendría hoy a
imitacion de lo que se hizo entonces, aunque con mayores motivos y casi
espíritu y fines absolutamente diversos, procurar la reunion de una Asamblea de
Representantes especiales de todos los Estados sea en Méjico ó en otro punto
que previamente se designará; Asamblea en la cual pudiera tener representacion
preferente la España como la Madre de toda la gran familia. Que en dicha Asamblea
podría deliberarse sobre la formacion de una alianza defensiva entre todos los
Estados hispano-americanos, pudiendo entrar en ella la España con las
condiciones de superioridad y con las ventajas que le corresponden de derecho y
le serían reconocidas en las hipótesis indicadas.»
Siglo y medio después, los
habitantes de la fragmentada Centroamérica, en su momento integrada en el Virreinato
de la Nueva España, se dirigen a territorios antaño pertenecientes a tal
estructura imperial, mutilada por la ideología aparejada a un Destino
Manifiesto, guiado por una Providencia incapaz de integrar a los rostros menos
pálidos.
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