lunes, 25 de noviembre de 2019

Motivos para reivindicar a Cortés

El Mundo, 26 de marzo de 2019:
https://www.elmundo.es/papel/historias/2019/03/15/5c8a4bb221efa00f308b45dc.html

Motivos para reivindicar a Cortés


Dentro de un mes se cumplirán quinientos años desde que Hernán Cortés y sus compañeros desembarcaran en las costas hasta las que llegaba el poder de Moctezuma. En aquellas playas se hizo patente la división entre los alrededor de quinientos cincuenta españoles que viajaron desde Cuba con el hidalgo de Medellín. Mientras unos pretendían trocar objetos por oro, otros estaban decididos a establecerse. En Veracruz comenzó a fraguarse el Cortés que ha pasado a la Historia, el hombre que barrenó, que no quemó, sus naves, y decidió penetrar en una tierra habitada por pueblos sometidos al poder mexica que exigía tributos materiales y humanos cuya sangre y corazones eran ofrecidos a los dioses.
            Hábil diplomático, Cortés selló alianzas con las naciones oprimidas por los mexicas y supo escapar de las trampas del astuto Moctezuma quien, finalmente, le recibió en la ciudad lacustre de Tenochtitlan. Temiendo caer en una trampa, los españoles apresaron al emperador mexica, convirtiéndolo en el garante de su seguridad. Aquel frágil equilibrio se quebró con la llegada de Pánfilo de Narváez, enviado por el gobernador de Cuba para apresar a Cortés, que abandonó la ciudad para neutralizar a tan peligroso visitante. Fue en su ausencia cuando Alvarado hizo la matanza del Templo Mayor, tras la cual se produjo la desastrosa Noche Triste. En su retirada, Cortés fue, no obstante, capaz de vencer en la mítica batalla de Otumba y, una vez repuesto en la ciudad aliada de Tlaxcala, rehacerse y lanzar un contragolpe anfibio sobre Tenochtitlan que combinó la acción de la infantería, la caballería y la de los bergantines sobre el lago Texcoco. Tras un crudo asedio, el 13 de agosto de 1521, la ciudad cayó en manos españolas.
            Como ocurre en aniversarios de semejante escala, es de prever que aquellos hechos dejarán un rastro de obras y reinterpretaciones a ambos lados del Atlántico. Al cabo, Cortés, que figura por méritos propios en el panteón heroico español, quiso terminar sus días en la Nueva España en la que se cimentaron los actuales Estados Unidos Mexicanos. Mientras llega tan esperado como, previsiblemente, enconado debate, ofrecemos a continuación una serie de motivos para reivindicar al de Medellín, teniendo muy presente aquella afirmación quevedesca: «Bien sé a cuántos contradigo».

1.      Rectificación del modelo antillano.
Entre las acciones más audaces realizadas por Cortés destaca el hundimiento, que no quema, de las naves. En Veracruz trazó una estrategia para romper con el gobernador de Cuba y también propuso un sistema que evitara la destrucción de los indios: «…algunos, por temor que les han de ser quitados e removidos los indios que en estas partes tobieren, como ha sido fecho a los vezinos de las Islas, están siempre como de camino e no se arraigan ni heredan en la tierra, de donde resulta no poblarse como convernía ni los naturales ser tratados como era razón, e si estobieren ciertos que los ternían como cosa propia, que en ellos habían de suceder sus herederos e sucesores, ternían especial cuidado de no solo no los destruir ni desipar mal, aun de los conservar e multiplicar, por tanto, yo en nombre de Su Magestad, digo e prometo que a las personas que esta Instrucción tobieren e quisieren permanecer en estas partes, no les serán removidos ni quitados los dichos indios que por mí, en nombre de Sus Magestades, tobiesen señalados para en todos los días de su vida, por ninguna cabsa ni delito que cometa, si no fuere tal que por él merezca perder los bienes e por mal tratamiento de los dichos naturales…».

2.      Fundador de un cabildo, célula revolucionaria hispana.

            A Cortés se debe la fundación del cabildo de la Villa Rica de la Veracruz, entendida por algunos, entre ellos Manuel Giménez Fernández, como una revolución comunera en el Nuevo Mundo. La fundación de Veracruz dio continuidad al desbordamiento peninsular que siguió al descubrimiento de América. Un desbordamiento que cabe calificar como civilizatorio por la búsqueda de integración de la población nativa, pero también, en un plano puramente fisicalista, por el hecho de que el Imperio español se apoyó no en factorías sino en una tupida red de ciudades que articularon todo territorio, no solo la costa. Siglos después, a principios del XIX, los cabildos fueron la pieza clave de la revolución hispana –criolla y urbana- que, en nombre del rey y de la religión católica, transformó el Imperio español en un conjunto de naciones soberanas.

3.      Cortés y el valor de la palabra escrita

            Gran parte del éxito de Cortés se debió a su habilidad con la pluma, destreza que adquirió en Salamanca. El metelinenese fue un escritor incansable que pronto percibió el efecto que en los indios producía la palabra escrita. En Cozumel, enterado de que había españoles, redactó una misiva que circuló por la isla oculta entre los cabellos de un indio. El papel dio como resultado la aparición del clérigo Jerónimo de Aguilar, superviviente de un naufragio. Durante toda la conquista, la escritura castellana, superior a los métodos gráficos de los mexicas, supuso un poderoso método de comunicación que sorprendió a los indios. Cervantes de Salazar así lo confirmó, cuando dijo que estos se admiraban «de que el papel supiese hablar». En el Anáhuac, las cartas se movieron de manera incesante, implantando una tecnología alfabética desconocida, para la que, finalizada la conquista, se habilitó una imprenta. Gracias a la llegada de hombres letrados se pudieron confeccionar tempranas gramáticas de lenguas prehispánicas. En 1547 fray Andrés de Olmos compuso su Arte para aprender la lengua mexicana. En 1555, fray Alonso de Molina publicó el Vocabulario en lengua mexicana y castellana.

4.      Cortés libertador.
            Una de las interpretaciones más polémicas que de Cortés se han dado es aquella que responde al calificativo de «libertador», máxime cuando tal adjetivo suele vincularse al Bolívar que rompió con la «desnaturalizada madrastra» España. Sin embargo, la llegada de Cortés permitió que muchas naciones étnicas se sacudieran el yugo mexica, que apretaba hasta el punto de exigir abultados tributos, incluidos los de sangre. La incursión hispana hacia Tenochtitlan se hizo con batallas pero, sobre todo, mediante el sellado de alianzas con una serie de pueblos que prefirieron colocarse bajo la obediencia de aquellos barbudos que hablaban de un remoto rey Carlos, que continuar recibiendo la temible visita de los recaudadores mexicas.
5.      Erradicación de los sacrificios humanos
            Cortés era un cristiano de su tiempo que repudiaba lo que consideraba idolatría. Como es sabido, el culto a los dioses zoomorfos venía acompañado por sacrificios humanos en los cuales el cuchillo de piedra se adentraba en los pechos de los hombres para extraer sus corazones antes de descuartizar los cuerpos sin vida de aquellos desdichados. Frente a la alucinada interpretación que hizo Las Casas, capaz de justificar aquellas muertes argumentando que la vida humana es lo máximo que se podía ofrecer a los dioses, Cortés pidió a los emisarios de Moctezuma que le transmitieran un nítido mensaje. El de Medellín pretendía que el huey tlatoani «conosciese los errores grandes en que él y todos los suyos viven, adorando muchos dioses en figura de animales, con sacrificios de hombres sin culpa e inocentes, viviendo en muchas cosas contra toda razón y ley natural». Ya frente a él, insistió en un mandato que, envuelto en argumentos religiosos, tenía un trasfondo ético: la conservación de las vidas humanas. La victoria hispana permitió que aquellas prácticas se erradicaran gradualmente.
6.      Cortés y la Controversia de Valladolid.

En una decisión inaudita, la conquista se detuvo. Ante la posibilidad de que el Emperador se condenase por las acciones de sus vasallos, se organizó un debate de altos vuelos teológicos en el que se enfrentaron Las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda: la Controversia de Valladolid, tras la cual se impusieron las tesis sepulvedanas. El autor de Historia del Nuevo Mundo, condensó en esta frase el objetivo de unos argumentos que permitieron continuar con la acción hispana: «Así con el correr del tiempo, cuando se hayan civilizado más y con nuestro imperio se haya reafirmado en ellos la probidad de costumbres y la Religión Cristiana, se les ha de dar un trato de más libertad y liberalidad». Su conclusión venía cimentada en la descripción que de la realidad del Nuevo Mundo le había dado un profundo conocedor de lo que ocurría al otro lado del Océano. Su nombre era Hernán Cortés, al que el traductor de Aristóteles había conocido en persona cuando este regresó por última vez a España.

7.      Cortés, un hombre de mar.

            En 2019, además del encuentro entre Cortés y Moctezuma, ocurrido el 8 de noviembre de 1519, se conmemora el inicio de la circunnavegación culminada por Elcano. Cortés no fue ajeno al móvil que impulsó a Magallanes: el viaje a Las Molucas. De hecho, el de Medellín buscó durante toda su vida un paso natural inexistente, el que conectara el Atlántico con el mar descubierto por Núñez de Balboa. El extremeño estuvo siempre ligado al arte de marear y al de armar barcos. El 20 de junio de 1526, el Emperador Carlos pidió a Cortés que auxiliara a Loaysa y a los supervivientes de la nao Trinidad, capitaneada por Gonzalo Gómez de Espinosa. Además de aquella misión, Cortés organizó diversas expediciones marítimas que dieron como resultado el descubrimiento de una tierra a la que se dio un nombre fabuloso: California. Hoy aquellas playas están bañadas por el Mar de Cortés.

8.      Cortés empresario

La sed de oro movió a los españoles en América. Tal es la tesis negrolegendaria más extendida. Sin embargo, ni todos los españoles buscaban oro –repare el lector en la gran presencia de clérigos-, ni los españoles fueron los únicos deslumbrados por el metal, como se demostró en la Venezuela a la que llegaron los nada refinados banqueros alemanes. Cortés tuvo minas, pero también impulsó otros muchos negocios. En 1526 escribió a su padre solicitando bastimentos, ovejas, carneros y simiente de morera, industria por la que mostró un gran interés. En su carta dijo: «yo he sido el primero que en esta tierra he criado árboles de morales y he criado y aparejado seda y he hallado las tintas de carmesí e otras colores convinientes e provechosas para ella, y porque de criarse y multiplicarse en esta Nueva España en mucha cantidad de los dichos árboles de morales redundará en señalado servicio de Sus Magestades e acresçentamiento de su Real Patrimonio, mucho provecho de los españoles e naturales conservación e buen tratamiento dellos». Las tintas carmesí eran la cochinilla. Ya empleada por los mexicas, fue durante mucho tiempo el segundo producto más valioso, tras el oro, que salía de Nueva España, pues no se podía cultivar en Europa.

9.      Señores por méritos propios.

            Según contó Bernal, antes de culminar la conquista, Cortés motivó en ocasiones a sus soldados con la promesa de convertirlos en una suerte de señores feudales. Y en efecto, así ocurrió. Aunque después de la caída de Tenochtitlan muchos se sintieron insatisfechos, el metelinense otorgó más de quinientas encomiendas, cuyos propietarios quisieron conservar y entregar a sus descendientes. Muchos de aquellos hombres solicitaron al rey escudos de armas en los que figuraban unas hazañas que sirvieron para dar inicio a algunos de los más distinguidos linajes novohispanos. En la Nueva España se reproducía lo ocurrido en la península, trocando a los infieles mahometanos por los idólatras indígenas.

10.  Cortés y el mestizaje
            Probablemente el efecto más destacable del Imperio español en el Nuevo Mundo fue la configuración de una sociedad mestiza que contrasta con el proceder depredador y fuertemente racista anglosajón. Si de mixtura de razas hablamos, Cortés, de quien Bernal dijo que «dábase a mujeres» dejó una descendencia amplia en la que han de incluirse los hijos que tuvo con mujeres indígenas. Entre ellos destaca el que tuvo con doña Marina, su intérprete y amante. Para el mestizo Martín, solicitó Cortés una bula papal de legitimidad. Asimismo, le procuró el prestigioso hábito de Santiago. De los sentimientos para con este hijo, habla por sí solo lo que el ya Marqués de Oaxaca escribió en una carta a su primo Francisco Núñez. En ella Cortés dijo: «Pues hágoos saber que no le quiero menos que al que Dios me ha dado en la marquesa».

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