Esta semana nos acompañan tres invitados de lujo: Iván Vélez, Pedro Insua y Javier Delgado Palomar. Hemos optado por el formato de tertulia en Radio Materialista.
El primer asunto que hemos tratado tiene que ver con las medidas políticas tras "los fallos de coordinación y comunicación" en el dispositivo policial de las marchas del 22-M. Nos adentramos en la definición de violencia y su uso legítimo por parte del Estado, a decir de Max Weber. Una vez analizados los objetivos políticos que decían perseguir los manifestantes del 22-M, lo que se deduce es la imposibilidad de articular una respuesta política diferente a lo realmente existente. Asimismo, deshacemos el mito de la "universaliad" de una hipotética clase trabajadora desfavorecida que, por fin, se enfrentaría en el mundo entero a las élites dominantes. La conclusión es que todas esas protestas están "cortadas" -por así decir- por los intereses y problemas propios de cada Estado, haciendo que debamos analizar caso por caso y llegar a conclusiones muy diferentes según el Estado y el conflicto concreto que analicemos.
El último asunto que hemos analizado tiene que ver con la corrupción. Partimos de una definición de corrupción. Distinguimos al menos entre dos tipos de corrupción: la que se basa en la transgresión de las leyes de un Estado (el fraude de los cursos de formación de la Junta de Andalucía o Bárcenas) y la que es ideológica (pero legal) y, por lo tanto, mucho más peligrosa y difícil de detectar. Este último tipo de corrupción suele pasar inadvertido para casi todo el mundo. El problema es que no se discute (porque no se duda de) las ideas que manejamos de Democracia, Estado, Nación, Patria, etc. Mientras que todo el mundo obviamente rechaza la corrupción "ilegal", no así sucede con la ideológica que no la suele casi nadie considerar ni siquiera como una forma de corrupción. Esto pone en grave riesgo a la propia Nación política española.
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