Libertad Digital, 22/08/2019:
El
orbe a sus pies
Abriéndose paso entre los
contorsionismos ideológicos desplegados por la vicepresidenta Carmen Calvo,
capaz de encargar al historiador José Álvarez Junco la sonrojante tarea de
desespañolizar la circunnavegación culminada por Juan Sebastián Elcano, con el
fin de congraciarse con un Portugal que se adelantó en la organización de los
fastos conmemorativos de semejante hazaña o, incluso, con el metafísico Género
Humano, una serie de estudiosos ajenos, por cierto, a la Academia, han hecho
públicas valiosas investigaciones relativas al viaje que concluyó en Sevilla el
6 de septiembre de 1522. Sirva como ejemplo el monumental trabajo de Tomás
Mazón, responsable del perfil de Twitter @Ruta_Elcano, a través del cual ha
hecho públicos infinidad de datos relacionados con la expedición, así como una
minuciosa reconstrucción de las derrotas seguidas por los barcos que capitaneó,
en principio, el marino naturalizado español, Fernando de Magallanes. Una obra,
la de Mazón, que esperamos vea la luz en forma de libro a la mayor brevedad
posible.
Mientras todo eso ocurre, Pedro
Insua ha publicado El orbe a sus pies.
Magallanes y Elcano: cuando la cosmografía española midió el mundo (Ariel,
Barcelona 2019, con prólogo de Atilana Guerrero), obra que, sustentada en la
habitual erudición del vigués, cabe calificar como filosófica, pues desborda
ampliamente la acumulativa exposición de los principales hitos y factores que
envolvieron al viaje de Magallanes-Elcano que nutren muchas de las obras
centradas en este acontecimiento. Y es que Insua, como saben quienes hayan
seguido su trayectoria desde sus publicaciones en El Catoblepas, se sirve de las herramientas del Materialismo
Filosófico y de referentes tan identificables como el artículo de Gustavo
Bueno, «La Teoría de la Esfera y el Descubrimiento de América» (El Basilisco, n. 1, Oviedo 1989), para ofrecer
una visión mucho más profunda y sutil que las habituales.
La tesis principal de El orbe a sus pies es la afirmación de
que el fin viaje de Elcano, sólo posible gracias a la continuidad de las aguas
oceánicas que bañan una esfera que gira sobre su eje, tal y como comprobaron
los marinos al percibir el desajuste de su calendario, supuso el colapso del mundo
antiguo. El viaje, en definitiva, supuso un hito en la Historia Universal, al
permitir el cierre de la geografía terrestre, verificando, por la vía de los
hechos, una esfericidad antes no demostrada de un modo fehaciente. Un fin del
mundo que se hizo tangible décadas después de que Portugal y España, las
grandes potencias navales de la época, hubieran dividido la Tierra sobre el
papel, con el correspondiente respaldo bulario papal. Acuerdos que hubieron de
ser corregidos en el Tratado de Zaragoza de 1529, años después de que Elcano
tocara tierra española y de que algunos de sus compatriotas buscasen
incesantemente un paso natural en el Nuevo Mundo que permitiera acortar la ruta
a Las Indias o, más concretamente, al rico archipiélago de las Molucas, lugar
que imantó las proas de los barcos ibéricos hasta 1663, cuando España
desmanteló el presidio de Terrenate. La tesis mantenida por Insua, tal nos
parece, es lo más valioso de un libro que repara, por ejemplo, en las nada
anecdóticas pugnas internas entre las facciones originariamente portuguesa y española
que partieron juntas, a bordo de cinco naves, en 1519, pero que también se
detiene en otros aspectos tan interesantes como la gran cantidad de fuentes
escritas de que disponemos, actividad que fue estimulada y que constituye una
de las características propias de un imperio que a la espada y la cruz,
instituciones que Magallanes manejó con un exceso que le acarreó la muerte, hizo
siempre acompañar la pluma. Como es sabido, la muerte de Magallanes permitió a
Elcano emprender su osado y exitoso viaje, con un resultado que contrasta con
lo ocurrido a Gómez de Espinosa, incapaz de culminar el tornaviaje a la Nueva
España que sí logró, décadas después Andrés de Urdaneta, a cuya figura ha
dedicado Insua interesantes trabajos. El trato recibido por Espinosa por parte
de los portugueses desmiente por completo la acomplejada versión armónica
carmencalvesca.
Como es lógico, el viaje tuvo una
importante trascendencia geopolítica. Su culminación desencadenó una pugna
cartográfica muy reveladora de las estrategias seguidas al respecto por España
y Portugal. Mientras la primera inundó de mapas Europa, en la confianza de que
ese difusionismo informativo diera réditos políticos, Portugal mantuvo un cauto
hermetismo. Pese a todos aquellos esfuerzos por hacer recaer a las Molucas dentro
del lado español, la razón geográfica estuvo de parte de Portugal. Fue la
decadencia de la presencia española en el archipiélago moluqueño la que hizo
volver los ojos sobre otro viejo proyecto estudiado en segunda parte del libro,
el intento, no exclusivamente comercial en principio, de arraigar en China,
objetivo que mostró a las claras los límites de las fuerzas hispanas, pero que dio
como resultado la apertura, dentro del llamado «lago español», de la ruta por
la cual navegó el globalizador Galeón de Manila. Sirvan estas líneas como
invitación a la lectura de El orbe a sus
pies, en cuyas páginas hallará el lector muchas otras cuestiones que no
tienen cabida en los estrechos límites de una reseña.
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