Artículo publicado en La Voz Libre el lunes 31 de marzo de 2014:
http://www.lavozlibre.com/noticias/blog_opiniones/14/900582/ramon-tamames-mas-que-unas-memorias/1
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Ramón Tamames: Más que unas memorias
Más
de 800 páginas tienen las memorias de Ramón Tamames, cuyo título –Más que unas memorias (RBA, Barcelona 2013)-
ya avisan al lector de que lo que se va a encontrar en el libro es una
trayectoria vital compleja. Y es que, en efecto, quien maneja la pluma es
garantía de variedad y riqueza biográfica, ya sea en sus actividades vitales:
escritor, pintor, montañero, político, profesor, académico, amante de la buena
mesa…, ya en su despliegue de político cuya figura se recorta sobre el
trasfondo de un economista exitoso, un pluralismo que acaso vaya implícito en el
propio apellido que sugiere eso mismo por su terminación en «s».
Ya
octogenario, el exitoso autor de Estructura
económica de España figura destacadamente en las hemerotecas, en los
diarios de sesiones, en los archivos televisivos, pudiéndose reconstruir una
vida que desborda estas Memorias.
Tamames, al cabo, es un personaje tan popular que, por ello mismo, –quien esto escribe
conoce a otro así apodado Tamames-
complica unas veces y simplifica en exceso otras, el análisis de su figura real.
En
cualquier caso, de estas voluminosas Memorias
escritas por alguien en plena actividad, destacaremos determinados momentos por
la relevancia que tuvieron y por la cantidad de personas y corrientes ideológicas
que en ellos concurrieron.
El
primero de ellos nos lleva al año 1956, en plena Guerra Fría, en el consolidado
franquismo que había firmado unos importantes acuerdos con los Estados Unidos
que sirvieron para imprimir un nuevo giro a la España de la época. Con una
falange domesticada por el tradicionalismo que poco a poco va perdiendo
influencia más allá de su airada imagen, los ulteriormente llamados tecnócratas
criados al calor del Opus Deis estarán prestos a tomar el mando dentro de ese
juego de equilibrios que se libraba en una España que mantenía a un eterno
aspirante a rey en Portugal, consumiendo sus días entre oleadas de agua marina
y licor mientras su hijo, convenientemente arropado, era instruido en los
resortes del Estado que heredaría en el momento oportuno, una vez disipadas las
opciones de los otros aspirantes.
En
este contexto, Ramón Tamames, el hijo del médico de Luis Miguel Dominguín,
comienza a adquirir relevancia dentro de una Universidad donde hijos de
vencedores y vencidos, bajo el común denominador burgués, mostrarán su hartazgo
con respecto a unas estructuras que ya empiezan a envejecer. El momento,
alimentado por el Mito de la Cultura, será aprovechado por un PCE que apostaba
por la reconciliación nacional y empleaba la poesía para ir captando elementos
y lanzar una serie de crípticos mensajes a la juventud universitaria antes de
la aparición de los cantautores y la canción protesta que requerían de unas
condiciones materiales concretas.
Es
de este modo como Tamames, Víctor Pradera y Enrique Múgica, bajo el ascendente
de un Dionisio Ridruejo que fascinará al trío, visitarán la cárcel –no siendo
esta la única vez- y se labrarán una reputación de contestatarios que habría de
acompañarles durante muchos años. Es también en este momento cuando don Ramón
entrará en contacto con el partido aglutinador del antifranquismo: el PCE que
se mantiene activo tras la muerte de Stalin. El objetivo de tal militancia,
igualmente pluralista dadas las circunstancias, es, en el caso que nos ocupa,
facilitar el advenimiento de la democracia a España. Sin embargo, la palabra
democracia, manejada incluso por el franquismo, requiere de un apellido, que en
el caso del régimen liderado por Franco será «orgánica» y en el de los escritos
de Lenin, será «soviética». La descripción de los sucesos del 56 y sus
consecuencias, la cohesión que algunos grupos establecerán a partir de ese instante
en su común oposición al franquismo, dejará en el aire una nítida
caracterización de la anhelada democracia por la que todos apostaban con
objetivos dispares.
El
propio Tamames, al responder a una pregunta formulada en 1981, aclarará cuál
era su objetivo durante una militancia en el partido que tras la muerte de
Franco se desinflará –consulte el lector las páginas 584 y siguientes- en las
urnas:
-¿No es triste haber dedicado
tanto tiempo a unas ideas políticas que no tuvieron ningún desarrollo
esplendoroso?
-No, porque para mí, dentro del
PCE, las ideas básicas eran la democracia y la Constitución, y por ellas
luchamos, en mi caso desde 1956 a 1981… (pág. 702).
Tales
manifestaciones nos obligan a referirnos a otros pasajes de las Memorias, los referidos a los días de la
Junta Democrática de España, la réplica socialista y la final composición de la
Platajunta. Situados en los
prolegómenos de la redacción de la nueva Constitución, los grupos concitados,
observados y en algunos casos tutelados y financiados por terceras potencias,
tratarán de ganar espacio en los hemiciclos y en unas instituciones en las que
poder llevar a cabo los programas largamente elaborados durante décadas.
Sabido
es que la memoria es, además de engañosa, necesariamente parcial, y no sólo por
lo que tiene de subjetiva, sino porque necesita de completarse con otras muchas
para poder ofrecer a una visión general más o menos completa de los hechos pretéritos.
Precisamente por ello, las teselas que aportan estas Memorias a ese gran mosaico que supone reconstruir los últimas seis
décadas de la Historia de España, ofrecen un gran valor para quien quiera
acercarse a dicha época a través de uno de sus históricos personajes. Concluimos
de este modo nuestro comentario en la seguridad de que Tamames, manteniendo el
vigor característico de su intensa vida, aún deberá escribir muchas más páginas.
Entre otras, las que en las últimas líneas del libro reseñado, que lleva por
subtítulo Años de aprendizaje, la edad de
la razón, ya nos anuncia como continuación de esta obra.
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